Día 18: Dolor que sentí al oír profetizar a Simeón los sufrimientos de Mi Hijo, y la espada de dolor que habría de atravesar el corazón de Su Madre

Día 18: Dolor que sentí al oír profetizar a Simeón los sufrimientos de Mi Hijo, y la espada de dolor que habría de atravesar el corazón de Su Madre

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, quiero que encuentres, en mi carpintería, la paz que tanto ansías en tu corazón, la fortaleza para soportar las pruebas con amor, resignación y abandono absoluto en la divina voluntad. Quiero que encuentres, en mi humilde carpintería, el dominio que necesitas para no dejarte vencer ante la adversidad, y encuentres en el sufrimiento un tesoro escondido que te lleva al crecimiento a aumentar tu fe y a confiar en el poder de Dios. Porque todo pasa, nada perdura, así sientas que el peso de tu cruz supera tus fuerzas.

Presta atención a mis palabras y medita en el dolor que sentí al oír profetizar a Simeón los sufrimientos de mi hijo, y la espada de dolor que habría de atravesar el corazón de su Madre. Estas palabras, me causaron un terrible dolor, una herida se produjo en mi alma al pensar en el sufrimiento que le esperaría al Divino Niño. Pero, acepté los planes de Dios, me abandoné por entero a sus santos designios; comprendí que sus planes celestiales traerían numerosas bendiciones a toda la humanidad; el mundo sería redimido, liberado del pecado.

En este día, quiero que aprendas a no cuestionar los misterios divinos, a saber, afrontar las situaciones difíciles e inciertas, a armarte de paciencia y de valor; porque el Señor todo lo permite para el bien de los que lo aman. En este día, haz una seria reflexión de tu vida, saca tus propias conclusiones e identifica tus fortalezas y debilidades; proponte un cambio, con la ayuda de Jesús lo lograrás. Recuerda que está llamado a la santidad, a la práctica de las virtudes, a amar a Dios sobre todas las cosas.

Propósito del día:

¿Qué cruces pesadas estás cargando? Únelas a Jesús. Invita a los miembros de tu familia a que hagan lo mismo. Tómate el tiempo necesario para preguntarles y para orar con ellos hoy para que aprendan cómo buscar la voluntad de Dios y Su fuerza para cargar su cruz. Recibe Su paz.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

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