Día 7: Turbación que me causó el ver en cinta a mi purísima esposa

Día 7: Turbación que me causó el ver en cinta a mi purísima esposa

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo mío, a través de esta consagración, te preparo para que salgas airoso en el combate espiritual y no te dejes derrumbar ante la tentación e insidia del enemigo. Fortalezco tu fe para que camines, aun sobre brasas ardiendo; te arranco de las trivialidades del mundo y te llevo a una vida interior profunda. Te haré vivir una experiencia de amor en la que sentirás un gran deseo de servirles solo a Jesús y a mi Santísima esposa.

Mi corazón jamás se pudo resistir a los atractivos de la Virgen María; ella era el embeleso de mis ojos, el consuelo en mis tristezas, el sostén en mis dificultades, mi refugio en las persecuciones, mi protección en todos los peligros; ella era la amada de Dios y colmada de todos los dones. Interiormente la veneraba porque fue puesta en un lugar eminente, para hacerme compañía y ayudarme en las batallas de la vida. Su abnegación, su silencio, su pureza angelical, su humildad, su mirada cándida, sus dulces palabras causaban en mí admiración, asombro, por el enorme privilegio de tenerla a mi lado.

Hoy quiero hablarte de la turbación que me causó, el ver en cinta a mi purísima esposa. Esto fue como un huracán violento que arrasó con la paz de mi corazón; los días y las noches se me hacían largos divagando en la duda e incertidumbre; mi mente no podía dilucidar este misterio que transformaría la historia de la humanidad, dejaría huellas indelebles por generaciones. Este dolor se cambió en un gran gozo, cuando el ángel me reveló en sueños el misterio de la Encarnación y me dijo que no temiera, que lo engendrado en María era obra del Espíritu Santo.

Hoy te invito a meditar en este misterio: el Hijo de Dios, hacía del vientre virginal de mi esposa un hermoso jardín. Estos Sagrados Corazones serían como dos árboles de olivo que derramarían su aceite, para sanar y curar las heridas y enfermedades de los hombres. Estos Sagrados Corazones serían como dos estrellas, que desprendían sus fulgurantes rayos de la luz para iluminar el camino de la humanidad.

No dejes que la turbación entre en tu corazón, busca la paz que el Señor te la concederá en abundancia. No te dejes inquietar ante las circunstancias de la vida, ofrece tus sufrimientos a Dios y repara por tus pecados.

Propósito del día:

Reflexiona en la realidad y en el poder de Jesús al estar plenamente presente en la Sagrada Eucaristía, y si no lo has hecho todavía, haz que la Misa dominical sea una actividad no negociable para tu familia.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

Canción para acompañar tu día

Un niño llamado José de Felipe Gómez

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