Día 6: Gozo y alegría en mi oficio de carpintero porque por medio de él sustentaba a la Reina del Cielo

Día 6: Gozo y alegría en mi oficio de carpintero porque por medio de él sustentaba a la Reina del Cielo

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, proponte vivir esta consagración para que alcances todas las virtudes: pureza de cuerpo y de alma, humildad, constancia, fortaleza, perseverancia; virtudes que te harán victorioso de tus enemigos y te merecerán la gracia de ir a gozar de la recompensa eterna.

Quise ser semejante en costumbres y virtudes a la Santísima Virgen, de quien por voluntad de Dios fui escogido para ser su esposo; por eso, mi corazón se inundaba de gozo y de alegría por mi oficio de carpintero. Porque me servía para sustentar a la Reina de Cielo, ante cuya presencia se inclinan los serafines; en quien los hombres centran su esperanza, después de Jesús. Este humilde trabajo me llevaba a alabar a Dios y a glorificarle por sus proezas, buscaba trabajar con perfección la madera y ganarme el pan diario con el sudor de mi frente; tenía la firme convicción de que trabajaba para Dios y no para buscar elogio de los hombres. Hacía del trabajo oración y continuamente deba gracias al Altísimo; porque mis manos podían trabajar laboriosamente, podían hacer una obra agradable a los ojos de las criaturas.

Hoy, que has venido a mi carpintería, déjame pasar sobre tu corazón la garlopa de mi amor, hasta dejarlo liso, sin asperezas, para que la luz celestial penetre en tu interior con todo su resplandor.

Hoy quiero enseñarte a valorar tu trabajo, por humilde que sea; das gloria y honra a Dios. El trabajo ha de ser para ti una bendición descendida de lo alto; te saca del ocio y te hace diligente, responsable, puedes aportar a tu familia, a la sociedad; el trabajo te dignifica, te hace persona. Mi oficio de carpintero era también un medio para llegar al corazón de muchos mis hijos, necesitados del amor de Dios, de una palabra de consuelo, una voz de esperanza en el sufrimiento, una luz en el camino incierto.

Propósito del día:

Piensa en una manera de “morir a ti mismo” y pon como prioridad las necesidades de tu familia (o las necesidades de las familias de tu parroquia) sobre las tuyas. Comprométete con esta forma de actuar por lo menos por una semana.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

Canción para acompañar tu día

Historia de amor de José de Angélica María

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