Día 5: Dolor que me causó la ausencia de mi castísima esposa

Día 5: Dolor que me causó la ausencia de mi castísima esposa

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo mío, has de saber que esta consagración es el regalo que tengo para cada uno de mis devotos. Porque quiero ser tu refugio, tu apoyo y esperanza, después de Jesús y María. Quiero ser tu guía, para que marches con paso firme en el camino del bien y llegues al puerto seguro de la salvación. Quiero ser el patrono de tu vida interior y enseñarte la ciencia de la perfección cristiana. Quiero defenderte de todos los peligros, asechanzas y engaños de los enemigos visibles e invisibles. Quiero consolarte en las amarguras de tu vida, especialmente en las agonías de la muerte.

Cuanto deseo que se produzca en ti un cambio y sientas la necesidad de acercarte a Jesús, de enderezar tus caminos y de vivir de acuerdo a los preceptos de Dios. Cuanto deseo que te desapegues del mundo y vivas en la fascinación de una vida espiritual, en la que el Señor sea el centro y el principio fundamental de todas tus cosas.

Hoy quiero manifestarte el dolor que me causó la ausencia de mi castísima esposa en el tiempo que permaneció asistiendo a su prima Isabel; porque era el compañero inseparable de la bienaventurada Virgen María, era el custodio fiel de la Madre del Hijo de Dios; el Padre Eterno me había destinado para ser el esposo de su hija Inmaculada. Cómo no extrañar su ausencia, si ella es el centro de las delicias y complacencia del Altísimo; ella es el fiel espejo de sus perfecciones divinas; su vientre virginal fue el primer altar, en el que el Verbo encarnado se ofreció como víctima del Altísimo.

No entiendo como algunas personas rechazan a la Madre de Dios, se resisten a su amor, la excluyen totalmente de sus vidas; si ella es la intercesora de todos los hombres en el cielo, la dispensadora de todas las gracias.

Propósito del día:

Acude a San José por su paternidad espiritual y por la gracia de tener su misma confianza absoluta en Dios ante cada reto, presente y futuro, en el cuidado de tu familia y para imitar su profundo amor por la Santísima Madre de Dios.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

Canción para acompañar tu día

San José Carpintero de Felipe Gómez

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