Día 3: José, el siervo fiel y prudente

33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ

DÍA 3 – JOSÉ, EL SIERVO FIEL Y PRUDENTE

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Señor, Dios Padre Todopoderoso, ten piedad de nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Espíritu Santo, Fuente de luz. Ilumínanos.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran señora.

San José, ruega por nosotros.

CITA

“…sin duda, este José con quien se desposó la Madre del Salvador, fue hombre bueno y fiel, siervo fiel y prudente, a quien constituyó Dios consuelo de su Madre, nutricio de su carne, y él solo, en la tierra, fidelísimo coadjutor del gran consejo” (San Bernardo).

REFLEXIÓN

En sentido estricto, el termino de siervo fiel y prudente se refiere a la persona que tiene como responsabilidad la custodia y bienestar de alguien más. Para ello se requiere de sabiduría y sensatez a la hora de tomar decisiones, anteponer el bien del otro a las preferencias personales o a los placeres egoístas. El amo y el siervo tienen la misma misión, luchan por el mismo objetivo y entre ellos hay una relación de confianza.

José es el siervo de Dios. Dios es su dueño, dueño de todo y de todos, creador de todo lo que existe. Para José no hay otra voluntad a seguir que no sea la del Señor. Cumplió siempre los preceptos de la Ley de Moisés y se dejó guiar por el Espíritu divino.

Aunque el entendimiento de José, un hombre sencillo, fuera incapaz de penetrar toda la profundidad del misterio de su misión como esposo Virgen de María y padre adoptivo de Jesús, supo reconocer el origen divino de los mensajes en sus sueños y abandonando todo, se dispuso a cumplir el plan de Dios.

José es como el hombre del Evangelio que encuentra un tesoro escondido en el campo, y lleno de alegría vende todo cuanto tiene para adquirir ese terreno. María y su Hijo, Jesús, fueron siempre, el tesoro más valioso en la vida de José. A ellos sirvió fielmente, con valentía y prudencia, con sabiduría y paciencia, con obediencia y confianza en Dios.

La vocación de José no cambió su condición social ni su forma de ser. Recibe su llamado en las circunstancias propias de sus realidades temporales, en medio de sus actividades cotidianas. Como cabeza de una familia, necesitaba seguir trabajando para proveerles de lo necesario. Siguió siendo el mismo siervo, el hombre justo, ahora esposo y padre.

Gracias a su fe, apertura, docilidad y sencillez, pudo recibir las gracias necesarias para elevar su naturaleza y responder al llamado personal como padre de Jesús y el llamado universal a la santidad.

PROPÓSITO O TAREA

Pidamos el auxilio de san José para aprender a escuchar la voz de Dios y a seguirla con fidelidad. Pregúntate: en mi circunstancia y estado de vida ¿qué me está pidiendo Dios?

ORACIÓN A SAN JOSÉ

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María

A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.

¡Oh, bienaventurado José!

Muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.

Concédenos gracia, misericordia y valentía y defiéndenos de todo mal.

Amén.

(Francisco. Patris Corde)

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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