Día 20: Aflicción que sentí cuando el ángel me dijo, en un sueño, que huyera con el Niño y Su Madre a Egipto; porque Herodes buscaría al Niño para quitarle la vida

Día 20: Aflicción que sentí cuando el ángel me dijo, en un sueño, que huyera con el Niño y Su Madre a Egipto; porque Herodes buscaría al Niño para quitarle la vida

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, que privilegiado eres, Jesús te ha llamado, ha pronunciado tu nombre, ha tocado tu corazón y ha despertado en ti un deseo de cambio, una búsqueda insaciable de alcanzar el cielo. Si quieres una vida interior profunda: mantente en oración, con tu espíritu en vela; porque el demonio espera el momento más propicio para tentarte y llevarte al pecado; apartarte del camino de la salvación para, después, destruirte, acabar contigo, dominar tu mente y tu voluntad.

Aprende a desconfiar de ti mismo; aún, no estás lo suficientemente maduro en tu vida espiritual; aún, sientes apegos que te impiden el perfecto desprendimiento de las cosas y de las criaturas; aún, debes sanar tus recuerdos porque algunas veces permaneces anclado a tu pasado. Ya es la hora de despertar, ordena tu vida según los principios del Evangelio, identifícate con la Iglesia y huye de las filosofías llamativas y extrañas que te pueden desviar de la verdad.

Hoy quiero hacerte partícipe de la aflicción que sentí, cuando el ángel me dijo, en un sueño, que huyera con el niño y su Madre a Egipto; porque Herodes buscaría al Niño para quitarle la vida. En medio de la inquietud y de la tristeza emprendimos el viaje; nos pusimos bajo la protección de Dios, confiamos en su infinito poder; convencidos de que nada nos sucedería, iniciamos la marcha. Teníamos la firme convicción de que sus planes no serían truncados, todo estaba en orden a su perfecta y divina voluntad.

Hoy quiero decirte, hijo mío, que cuando un alma se abandona totalmente en Dios: Él la guía y la protege, la cuida como a las niñas de sus ojos. No te desesperes ante las situaciones aparentemente inciertas, no pierdas la ruta del camino que Dios te tiene señalado, recórrelo sin temor a sufrir ningún daño; Dios cuidará de ti porque le perteneces.

Propósito del día:

Después de haber identificado las cruces que tú y tu familia cargan, tómate un momento y pídele a Jesús que te de Su corazón de compasión y misericordia para que puedas estar junto a tus seres queridos y aligerar su carga.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

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