Día 13: Gozo y alegría que recibí, al ver que los pastores vinieron al portal de Belén a conocer y a adorar al Niño Jesús

Día 13: Gozo y alegría que recibí, al ver que los pastores vinieron al portal de Belén a conocer y a adorar al Niño Jesús

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, gracias te doy por haber venido a mi humilde carpintería; te estaba esperando; sabía que no me dejarías solo. El deseo que tienes de consagrarte al esposo de la Madre de Dios, te lo ha puesto Jesús; porque Él me ha encomendado la misión de protegerte, de llevarte a una vida interior profunda y de conducir tu alma por las sendas de la santidad; de sembrar en tu corazón lirios perfumados; para que florezcan en ti las virtudes y cada día te asemejes más al Señor; porque Él es el camino, la verdad y la vida; en Él hallarás la salvación.

Hoy quiero manifestarte el gozo y la alegría que sentí; al ver que los pastores vinieron al portal de Belén a conocer y a adorar al Niño Jesús. Dichosos, ellos, que pudieron apreciar con sus ojos al Rey de reyes y Señor de señores; dichosos, ellos, que se postraron ante el Hijo de Dios para alabarlo y glorificarlo. 

Hoy te pido, que vayas a adorar a Jesús en el sagrario; allí te encontrarás cara a cara con Él, te sentirás abrasado en el fuego de su amor divino; tu alma será inundada de una paz celestial, te sentirás amado y perdonado por Él. Porque, su Corazón sobreabunda en misericordia; experimentarás un gozo tan grande, que no encontrarás palabras para describirlo. 

El Hijo de Dios nace en un humilde portal de Belén a la intemperie, expuesto al frío, en la más extrema pobreza. Los pastores dieron calor al Divino Niño con el fuego de una oración sentida, cargada de amor y sinceridad, brotada desde lo más profundo de sus corazones; quedaban extasiados ante su hermosura, perdiendo la noción del tiempo y del espacio. Algo grande y extraordinario sucedía en ese momento; en ese instante, comprendía que atraería la mirada del mundo entero; multitudes de hombres lo adorarían y lo aceptarían como el Señor de sus vidas.

Espero que, a través de esta consagración, se despierte en ti un vivo deseo de adorar a mi Divino Hijo en el santísimo sacramento; porque la adoración eucarística es puerta del cielo; que transfigura toda tu persona y te hace radiante como la luz del sol.

Propósito del día:

Escribe una pequeña oración a tu ángel de la guarda y pídele a Dios su ayuda para que estés consciente de su presencia, de sus armas espirituales y de su ayuda celestial. Reflexiona el pasaje de Efesios 6, 10-17, “La armadura de Dios para el cristiano”.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

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