Día 12: Dolor que sentí, al ver al Niño Jesús recién nacido en tanta desnudez y pobreza

Día 12: Dolor que sentí, al ver al Niño Jesús recién nacido en tanta desnudez y pobreza

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, déjame escribir, con letras de oro en tu corazón, cada una de las lecciones de esta consagración, para que medites en ellas y contagies al mundo entero en la devoción del castísimo esposo de la Madre de Dios. Así como fui el tutor de Jesús, lo quiero hacer con todos aquellos que se acerquen a mi carpintería, para despertarlos: en la prudencia, fidelidad, pureza, humildad, caridad y silencio; virtudes que son importantes para el crecimiento en la vida interior.

Hoy quiero compartirte el dolor que sentí, al ver al Niño Jesús recién nacido en tanta desnudez y pobreza; me sentía impotente al no poder remediar esta situación, quería suplir esta necesidad. Pero, lamentablemente, carecía de los recursos económicos para hacerlo. Mi Corazón se partía de dolor, al ver al Divino Niño casi desnudo, tiritando de frío; quería tomarlo entre mis brazos para arroparlo con mi amor y mi ternura de padre. En esa noche, un perfume celestial se esparció por todo el lugar, inundando mi Corazón de una paz divina que me llevó a contemplar la hermosura del Hijo de Dios, a entrar en un éxtasis ante su mirada pura: mi Corazón había sido herido de amor por el Amor de los amores. Claramente se escuchaba el canto armonioso y perfecto de los santos ángeles; el establo se encontraba iluminado por una luz descendida del cielo; que nos permitía apreciar la belleza y el encanto del Niño Jesús.

Deja que el Divino Niño nazca en tu corazón, caliéntalo con el fuego de tu oración, adóralo como a tu Dios y Señor, acéptalo como al Rey de tu vida y sométete al reinado de su Sagrado Corazón.

Propósito del día:

Identifica un área en tu vida en donde te resistas a obedecer la voluntad de Dios. Ora a San José para que tu confianza aumente y puedas experimentar la verdadera libertad que proviene de la obediencia a Dios.

Tomo un minuto para meditar todas estas cosas en mi corazón (Lucas, 2:19)

Oración final diaria:

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo

Amén

Canción para acompañar tu día

Silencio de amor de Jésed

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