Novena de Navidad
“Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse cada cual a su ciudad. Tambien José, por ser de la casa y familia de David, subió de la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que mientras estaban allí, le llegó el tiempo del parto a ella y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”. (Lc. 2, 4-7)
DÍA PRIMERO – 16 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de Él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
DIOS CUMPLE SU PROMESA DE AMOR
Y ocurrió que el día, Dios quiso enviar su hijo al mundo para que habitara en él, y así cumplir la promesa de salvar a todo el género humano de sus pecados. Escogió para madre del Niño a una muchacha virgen que vivía en Nazaret, un pueblo de Galilea, y que estaba desposada con José, el carpintero. Su nombre era María.
Desde la desobediencia de Adán y Eva todos los hombres vivían en pecado; y tanto amaba Dios a estos que prometió enviarles a su propio hijo, nacido de mujer, para predicar la palabra divina y permitir así, que todos los hombres puedan llegar al Padre Celestial.
PROPÓSITO:
Dejaremos abiertos nuestros corazones para que el Niño Dios pueda entrar. Sigamos con alegría el camino que nos conduce al cielo.
ORACIÓN:
Señor, te pedimos que siempre nos ilumines y nos des la fuerza suficiente para rechazar las tentaciones que nos conducen al pecado.
Amén
DÍA SEGUNDO – 17 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Y LA VIRGEN MARIA DIJO “SI”
Dios no quiso realizar su propósito, sin antes consultar a María sobre tal deseo. Mandó entonces un mensajero, al arcángel San Gabriel, para que visitara a María y pidiera su consentimiento para la encarnación. Ella en su profunda fe aceptó tal propuesta y humildemente dijo: “¡Sí! que se realice en mí lo que Dios desea”.
José también recibió la visita del arcángel y comprendiendo lo grande de aquel milagro, también lo aceptó. Así sucedió que Jesús nació de una virgen por el poder del Espíritu Santo.
PROPÓSITO:
Intentaremos responder siempre “sí” a la voluntad de nuestro Padre del cielo, tal como lo hizo la Virgen; en nuestro trabajo, en nuestro estudio, en nuestro trato con los que nos rodean.
ORACIÓN:
Ayúdanos Señor a ser cada día más humildes, para que podamos aceptar todos los hechos de nuestra vida sin rebeldía, y con una actitud de confianza en nuestro Padre.
Amén
DÍA TERCERO – 18 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
MARIA VISITA A SU PRIMA ISABEL
María fue hacia las montañas de Judá, donde vivía su anciana prima Isabel con su esposo, Zacarías. En ella Dios había hecho el milagro de que engendrara un hijo, cuando ya no tenía esperanza de tenerlo por su avanzada edad. Isabel apenas vio a María exclamó: “Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.
María aún con el peso del niño en su vientre, no vaciló en servir a su prima y brindarle su desinteresada ayuda acompañándola por más de tres meses; porque la voluntad de servicio es lo que caracteriza el espíritu de Cristo.
PROPÓSITO:
Ofreceremos nuestro apoyo incondicional a todos nuestros semejantes.
ORACIÓN:
Ilumínanos Señor, para que nuestra ayuda sea siempre oportuna y hacia quien más la necesite.
Amén
DÍA CUARTO – 19 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
MARÍA Y JOSÉ PREPARAN LA FELIZ VENIDA
Esperando la llegada del Niño, María y José se dispusieron a preparar todas las cosas que necesitaban para recibirlo. Ella cosió y tejió las ropas y mantas que el Niño Jesús necesitaría, y José, como era un hábil carpintero, seleccionó las mejores maderas e hizo la cuna más hermosa donde poder acostarlo. Aunque sus labores diarias implicaban mucho esfuerzo, ellos, con gran entusiasmo, no repararon en quitar tiempo a su descanso para dedicar con todo amor a esas tareas.
PROPÓSITO:
Realizaremos nuestras obligaciones con la mayor perfección posible, con toda dedicación y con mucha alegría.
ORACIÓN:
Señor, te queremos dar gracias porque sabemos que en todas las cosas buenas que hacemos, aún las más pequeñas, siempre estás con nosotros.
Amén
DÍA QUINTO – 20 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
LAS PROFECÍAS DEBÍAN CUMPLIRSE
El Salvador del mundo habría de nacer en Belén de Judá. Por aquel tiempo el emperador César Augusto dictó una Ley por la cual todas las personas debían censarse, cada una en su ciudad de origen. José, por ser descendiente de la familia de David, junto con María, tuvieron que emprender el viaje a Belén. Aunque ello significaba a la Virgen un gran esfuerzo, una vez más la obediencia llevó a María y José a aceptar con fe los designios de Dios.
PROPÓSITO:
Pediremos la fe para tener la seguridad de que los designios de Dios siempre se cumplirán.
ORACIÓN:
Señor, soy tu humilde servidor y quiero cumplir obedientemente todo lo que tu palabra me indique.
Amén
DÍA SEXTO – 21 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
JOSÉ Y MARÍA VAN A BELÉN
Desde Nazaret salieron rumbo a Belén de Judea, el carpintero José y su esposa María para cumplir con la disposición del emperador romano. La virgen se encontraba en el último mes de su embarazo y el viaje fue largo, lento y penoso. José, siendo más fuerte, la ayudaba y atendía amorosamente durante todo el camino. Los problemas e incomodidades que tuvieron durante la travesía fueron muchos, pero ellos hicieron su viaje sin quejarse, con humildad y fueron bendecidos por el poder de Dios.
PROPÓSITO:
Confiemos en que el Señor nos brindará su ayuda para encontrar la salida, aún en los momentos más difíciles.
ORACIÓN:
Señor, brindaré ayuda a mis hermanos, abriendo así una puerta a la esperanza, igual que Tú lo haces conmigo.
Amén
DÍA SÉPTIMO – 22 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
EN BUSCA DE HOSPEDAJE
De todos los pueblos vecinos y de otros más alejados llegaba gente a Belén, y así la ciudad se vio colmada de personas que buscaban alojamiento. Poco tiempo faltaba para el nacimiento del Niño y José se encontraba inquieto al no encontrar un lugar donde poder hospedarse. La mayoría de las posadas estaban llenas y en otras, sus propietarios negaban los cuartos o los ofrecían a precios que José no podía pagar, y aunque veían a María encinta y cansada, no los aceptaron.
PROPÓSITO:
Procuraremos ser menos egoístas y compartiremos lo mucho o poco que tengamos.
ORACIÓN:
Señor, creo, pero aumenta mi fe, para que cuando con tu palabra vengas a mi corazón, siempre encuentres la puerta abierta.
Amén
DÍA OCTAVO – 23 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
UN HUMILDE PESEBRE
Saliendo del pueblo, José encontró un pesebre. Ciertamente eso no era lo que él quería para María y el Niño, pero por lo menos tendrían un techo que les protegiera del frío de la noche. Limpió un rincón del establo apartó a un lado los animales que allí se encontraban, colocó pajas y allí se tendió la Virgen. No hubo un lugar mejor; tampoco una confortable cama, pero si un júbilo grande por haber encontrado aquel sitio al que llenaron de amor. Jesús nacería en total pobreza, signo de su futura humildad, ejemplo para nuestras vidas.
Propósito:
Procuremos llenar de amor nuestra casa, derramando alegría en torno nuestro.
Oración:
Señor, danos la gracia de que al contemplar tu humilde pesebre nuestros ojos se abran y busquemos la felicidad en tu palabra y no en las cosas materiales.
Amén
DÍA NOVENO – 24 de diciembre
Próximos a renovar el misterio de la Navidad, «nos acercamos al Portal conmovidos para encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre». (Juan Pablo II, Mensaje para la Navidad de 2002). Para ello preparamos esta novena: para recibir a Jesús, que es Dios y viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79).
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor para que, hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los hombres, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús, recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
NOCHE DE PAZ, NOCHE DE AMOR
La noche envuelve a Belén. María siente que el Niño está por llegar. El burrito que sirvió de cabalgadura en el viaje y los animales que hallaron en el pesebre les servirán, con su tibio aliento, para darle calor: José espera… de pronto el silencio se corta con el llanto de un Niño. El Salvador ha nacido. La promesa de los siglos llega a su cumplimiento.
El lugar se llena de alegría y corren los pastores a llevarle ofrendas y brindarle adoración. Coros de Ángeles que bajan del cielo cantan «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad…» Y Dios se satisface de su obra concluida.
PROPÓSITO:
Celebremos cristianamente la Navidad y brindemos nuestro amor a quienes carecen de todo y necesitan que le tendamos la mano.
ORACIÓN:
Señor, recibe nuestra adoración; te abrimos nuestro corazón para que nazcas en él todos los días de nuestra vida.
Amén