Novena al Espíritu Santo
La Novena en honor al Espíritu Santo es la más antigua de todas las novenas, ya que se hizo por primera vez bajo la dirección de nuestro Señor mismo, cuando envió a sus apóstoles de regreso a Jerusalén para esperar la venida del Espíritu Santo en el primer Pentecostés.
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón.
Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.
Gloria al Padre Creador, al Hijo Redentor y al Espíritu Santo Santificador. Amén