NOVENA A MARÍA, REINA DE LA PAZ: DÍA 6
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, Ven, dador de los dones, Ven, luz de los corazones. Consolador magnífico, dulce huésped del alma, suave alivio. Descanso en la fatiga, brisa en el ardiente estío, consuelo en el llanto. ¡Oh, luz santísima, llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles! Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea bueno. Lava lo que está sucio, riega lo que está seco, sana lo que está enfermo. Doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles que en Ti confían, Tus sagrados dones. Dales el premio de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna. Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
MEDITACIONES
La Virgen propone a las familias que tengan en su hogar, un espacio reservado a la oración, denominado, en la tradición cristiana: “altar familiar.” En el centro del mismo, un Crucifijo y delante de él, la Biblia abierta, a fin de estimular a todos a la lectura y la meditación. También puede incluir la imagen de la Virgen, agua bendita y el Santo Rosario. El altar familiar es un lugar privilegiado para el encuentro de oración diario o semanal. En él se reza el Rosario y se medita la Sagrada Escritura de acuerdo al calendario litúrgico. La Virgen hablando de la importancia de la meditación diaria de la Palabra de Dios dijo:
“¡Queridos hijos!: les revelo un secreto espiritual: si quieren estar más fuertes contra el mal, tengan una conciencia activa. Para esto, oren mucho por la mañana y lean un texto del Evangelio. Graben la Palabra divina en sus corazones y vívanla durante la jornada, sobre todo en las pruebas, y en la noche estarán más fuertes”. Mensaje de la Virgen 3-8-84
La Madre de Dios espera también, que los padres enseñen a sus hijos a leer y meditar la Biblia. Que oren con ellos y les den buenos consejos. Cuando le abrimos el corazón a María es fácil renunciar a los placeres y encontrar el tiempo para orar en familia. También el Papa ha dicho: “La familia que reza unida, permanece unida”. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima.
La Biblia y el Rosario, pues, son medios apropiados para que la familia cristiana recupere su vocación al amor y esté más abierta a la voluntad de Dios. Ya Jesús había indicado: “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó porque estaba cimentada sobre roca”. (Mt 7,24-26). La Virgen en Medjugorje recuerda que la Palabra de Dios y la oración son “roca” del hogar. En un mensaje dijo:
MENSAJE DE LA VIRGEN
(25 DE AGOSTO DE 1996)
“¡Queridos hijos!:
Escuchen: Yo deseo hablarles e invitarlos a tener más fe y confianza en Dios que los ama sin medida. Hijos míos, ustedes no saben vivir en la gracia de Dios. Por eso, nuevamente los llamo a todos a llevar la Palabra de Dios en el corazón y en sus pensamientos. Hijos míos: pongan la Biblia en un lugar visible en sus familias; léanla y vívanla. Instruyan a sus hijos, porque si ustedes no son ejemplo para ellos se encaminarán por el ateísmo. Reflexionen y oren; entonces Dios nacerá en sus corazones y sus corazones estarán alegres. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”.
PRECES
Dios ha querido que la Madre de su Hijo fuese Santísima, llena de gracia y de bendición. Oremos para que haga partícipe a la Iglesia y a la humanidad de esta misma riqueza.
- Por la Iglesia peregrina en el mundo: para que medite, como María, la Palabra de Dios y conforme su vida al mensaje que anuncia. Roguemos al Señor.
- Por los discípulos del Señor: para que aprendan a valorar la pobreza y la riqueza con la sabiduría del «Magníficat». Roguemos al Señor.
- Por los cristianos que viven en la incertidumbre para que, a ejemplo de la Virgen María, se fíen totalmente del Señor. Roguemos al Señor.
- Por los que de manera particular están viviendo el misterio del dolor: para que, en comunión con la Virgen María, saquen consuelo y esperanza de las fuentes del Salvador. Roguemos al Señor.
-
Por nosotros: para que, como María, la mujer fuerte, seamos adultos en la fe y cooperemos al misterio de la redención. Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Oración Dios de la salvación, que en María has escuchado las expectativas y súplicas de la humanidad; haz que esta generación nuestra, libre de toda forma de orgullo y violencia, construya con la fuerza de tu Espíritu la nueva civilización del amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN AL FINAL DE LA NOVENA DE CADA DÍA SEGÚN INDICACIÓN DE LA VIRGEN
EL MAGNÍFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.