NOVENA A MARÍA, REINA DE LA PAZ: DÍA 5
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, Ven, dador de los dones, Ven, luz de los corazones. Consolador magnífico, dulce huésped del alma, suave alivio. Descanso en la fatiga, brisa en el ardiente estío, consuelo en el llanto. ¡Oh, luz santísima, llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles! Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea bueno. Lava lo que está sucio, riega lo que está seco, sana lo que está enfermo. Doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles que en Ti confían, Tus sagrados dones. Dales el premio de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna. Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
MEDITACIONES
Desde el tercer día de las apariciones la Gospa mencionó que era necesario ayunar para obtener la paz.
Cuando le preguntaron, “¿cómo debía hacerse?” respondió: “El mejor ayuno es el ayuno a pan y agua”. Y en la vigilia de su Asunción el 14 de agosto de 1984, pidió que se hiciera dos veces por semana; los miércoles y los viernes. No para que de los dos días se eligiera uno, sino para que de los siete días de la semana se eligieran siempre los miércoles y los viernes para ayunar. ¿Por qué los miércoles y los viernes? La respuesta es simple: Porque originalmente eran los días de ayuno de la Iglesia. Los primeros cristianos sustituyeron los días habituales de ayuno de los judíos (lunes y jueves) por el de los miércoles y los viernes. Así consta en la «Doctrina de los Doce Apóstoles». Una especie de catecismo de los Padres Apostólicos redactado en Siria a finales del siglo II. El primer día de ayuno se hacía por la conversión de los pecadores porque ese día la iglesia recordaba la traición de Judas.
El segundo, en unión al sacrificio de Cristo en la cruz. Es un error pensar que dos días de ayuno a la semana es demasiado, o bien, pueden afectar la salud corporal. De ser así, habría que concluir que: “la Virgen viene a enfermarnos”. Y en realidad es lo contrario. Hoy es sabido que muchas enfermedades aparecen por desórdenes alimenticios. Cuando una persona visita un naturista, por lo general, le recomienda ayunar y nadie le rebate. Cuando muchos suben de peso y tienen problemas de salud comienzan a practicar ejercicios. La Virgen, sin embargo, nos invita a ayunar dos veces por semana a pan y agua, y muchos piensan que se ha equivocado o bien, que no es necesario para su vida espiritual.
Es preciso recordar, que cuando la Virgen pide ayunar, no está pidiendo pasar hambre, sino sustituir las tres comidas habituales por sólo pan y agua. Los entendidos aseguran, que si durante el día se come suficiente pan y se bebe suficiente agua, se pueden obtener hasta 1200 calorías necesarias para desempeñar las labores cotidianas. No es recomendable, por otro lado, acompañar el ayuno con otras bebidas (por ejemplo café, te, gaseosas) porque pueden afectar el estómago. Cabe destacar, además, que la jornada de ayuno que la Virgen recomienda, concluye con la primera comida del día siguiente. En el idioma español, la raíz etimológica de «desayuno» significa, precisamente, terminar el ayuno (des-ayuno); comer después del ayuno. El ayuno del cuerpo libera al hombre de las pasiones, de los miedos, de las inseguridades, etc., para proveer al espíritu de alegría, paz y amor. La Madre de Dios recuerda, además, que, “para poder orar con el corazón es necesario ayunar”. Quien ayuna con frecuencia tendrá menos problemas con las distracciones en la oración y estará más abierto a la voluntad de Dios. El ayuno por consiguiente, es uno de los principales mensajes de la Gospa, y quizás el más práctico por haberse descuidado en la Iglesia. De sus mensajes leemos:
MENSAJE DE LA VIRGEN
(25 DE FEBRERO DE 2003)
“¡Queridos hijos!:
También hoy los invito a orar y ayunar por la paz. Como ya les he dicho, les repito también ahora: Hijos míos, sólo con la oración y el ayuno también las guerras pueden ser detenidas. La paz es un don precioso de Dios. Busquen, oren y la recibirán. Hablen de la paz y lleven la paz en sus corazones. Cuídenla como una flor que necesita agua, ternura y luz. Sean ustedes quienes lleven la paz a los demás. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”.
PRECES
Unidos todos fraternalmente, como hijos de un mismo Padre, Dios, y de una misma Madre, María, elevemos nuestras súplicas para que sean escuchadas por intercesión de la que es Madre de Dios y Madre nuestra:
- Por la santa Iglesia de Dios: para que, en su compromiso de anunciar el Evangelio, anuncie también que María es Madre de Dios. Roguemos al Señor.
- Por todos los hijos de la Iglesia: para que todos nos sintamos hijos de María y recurramos a Ella en todas las situaciones de nuestra vida como Madre tierna y cariñosa. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren desamparo en sus cuerpos o en sus almas: para que sientan el consuelo y la protección de María. Roguemos al Señor.
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Por todos los que nos encontramos aquí reunidos: para que sintamos con dicha y entusiasmo la maternidad de María sobre nosotros. Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que escuches la oración de tu pueblo, a quien has entregado a tu Hijo Jesús a través de María, Madre de Cristo y Madre nuestra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN AL FINAL DE LA NOVENA DE CADA DÍA SEGÚN INDICACIÓN DE LA VIRGEN
EL MAGNÍFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.