María de Nazaret – Parte 2
Segunda Parte – Treinta años más tarde
Ahora, Jesús, el Mesías, comienza su vida pública y, cumple con la petición de su madre, donde realiza su primer milagro en las bodas de Caná. Poco después, con la complicidad de Magdalena, Herodías logra mandar a arrestar a Juan el Bautista. El profeta que había arremetido contra la corrupción de la corte. Juan señala a Jesús como el Mesías, pero muere a causa de los deseos ciegos de Herodes Antipas que ha prometido la cabeza para Salomé, especialmente instigada por Herodías. Mientras tanto Jesús también con su predicación corre muchos riesgos.
La culpa por la muerte de Juan abre en el corazón de Magdalena un resquicio de luz que la lleva a rechazar ese mundo de perdición… la Mujer escapa y vuelve a Nazaret, pero es acusada de adulterio por Joazar quien llega a Galilea. Cuando van a lapidarla interviene Jesús y los acusadores se retiran. Para Magdalena se abre una nueva vida: ella totalmente agradecida con el Mesías unge sus pies con perfume y lágrimas, secándolos con sus cabellos.
La muerte de Juan el Bautista precipita el temor entre los seguidores de Jesús. Incluso María ruega a Dios sufrir el martirio en lugar de su hijo. Jesús sin embargo, sintiendo la angustia de su madre, la tranquiliza constantemente, instándole a que siempre mantenga su fe y amor a la humanidad.
Ahora el tiempo se ha acortado. Cuando Jesús entra en Jerusalén, el comienzo de su pasión está cerca. Bajo la mirada de los fieles es sentenciado y frente a las dos mujeres que lo quisieron, Jesús es crucificado. A sus pies, María revive el momento de la anunciación, y así, cuando Magdalena va a la tumba es el primer testigo de la resurrección de Jesús, luego se presenta ante su madre, quien feliz de ver a su hijo nuevamente solo logra decir “Heme aquí”.