Les Propongo un Reto
Cuando comienza un nuevo año, muchos pensamos en resoluciones. Inmediatamente surgen ideas de comer más saludable, hacer ejercicio, etc.; sin embargo, muchas veces perdemos de perspectiva que nuestra salud espiritual es mucho más importante que todo eso.
Por eso, les quiero proponer un RETO.
Todos hemos escuchado sobre grandes santos en nuestra Iglesia Católica y observamos que tienen varias cosas en común. Llama la atención que coinciden en el rezo del Santo Rosario, el amor a nuestra Madre, la Virgen María y también en la Confesión frecuente. Tenemos Papas y Santos que se confesaban muy a menudo, incluso diariamente.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en su artículo 2042, nos dice que el segundo mandamiento de la Iglesia es:
“«confesar los pecados mortales al menos una vez al año»”.
Sin embargo, confesarnos por lo menos una vez al año es muy poco. La Santa Iglesia Católica dispone esto porque entiende que nadie debe estar más de un año sin confesarse. Pero, también recomienda que nos confesemos lo más frecuente posible. Los grandes Santos se confesaban muy a menudo. ¿Te has preguntado, por qué?
En el Sacramento de la Confesión o Reconciliación, no solamente Jesús, a través del sacerdote, nos perdona todos nuestros pecados mortales y veniales; sino que son innumerables las gracias que recibimos para mantenernos firmes en la fe y no caer. Si volvemos a caer, estas mismas gracias nos hacen darnos cuenta de que hemos ofendido a Dios y salimos corriendo a pedir su perdón. La Confesión nos ayuda a no ser católicos tibios. Nos reviste de bendiciones y nos ayuda a caminar hacia la santidad.
¿Te has preguntado qué pasaría si esta noche murieras? ¿Qué sucedería si hoy te llamara Jesús a su presencia? ¿Cómo está tu alma? Nos lo debemos preguntar todos los días. Nos debería dar terror que llegue ese momento y no habernos confesado recientemente.
Pues bien…. de eso se trata. Les Propongo un Reto. Acudamos a confesarnos por lo menos: Una Vez al Mes.
Algunos dirán, pero ¿qué pasa si no tengo pecados mortales? Podemos decir, ¡Gloria a Dios! Pero, todos somos pecadores y todos fallamos. Si no tenemos pecados mortales, muy probablemente tenemos pecados veniales, pecados de acción u omisión, heridas, dudas y necesidad de oración. Si supiéramos que las más grandes sanaciones ocurren en el confesionario, acudiríamos mucho más frecuentemente. Allí está Jesús para perdonarnos y sanarnos.
Estamos ya casi a las puertas de la Cuaresma, ¡qué mejor ofrecimiento a Jesús que nuestro compromiso de buscarle en el sacramento de la Confesión, mínimo mensualmente!
En próximas publicaciones les iré explicando de qué se trata y cómo, todos juntos, podremos acercarnos más frecuentemente a recibir ese manantial de bendiciones en el Sacramento de la Confesión. Les iré publicando artículos que les van a ir ayudando a entender este sacramento, cómo hacer un buen examen de conciencia y cómo sacar mayores frutos a esta enorme bendición.
¡Quiero que te unas a esta iniciativa, te invito, anímate! ¿Quiénes son los valientes que se unen a este reto?
Te invito a leer el próximo artículo: Acudir a la Confesión: Una lucha espiritual