Día 9 – Noble Retoño de David Ruega por nosotros

Él [Dios] dispuso que José naciera de la familia real. Quería que fuera noble, incluso de nobleza terrena; la sangre de David, de Salomón, y de todos los reyes de Judá fluye por sus venas. 
— San Pedro Julián Eymard

En los Evangelios de Mateo y Lucas se nos dice que San José es del linaje de los reyes davídicos. Los profetas del Antiguo Testamento siempre enseñaron que el Mesías provendría del linaje davídico. Es muy probable que María, nuestra Madre espiritual, también haya sido descendiente del Rey David, pero sus ancestros no se mencionan en el Nuevo Testamento. Mateo y Lucas presentan el linaje de José porque los ancestros davídicos del Mesías necesitaban ser mostrados a través del linaje paterno. Por lo tanto, Mateo y Lucas enfatizan que aun cuando Jesús no es el Hijo biológico de José, sí es su Hijo por ley y como tal, Jesús tiene derecho a ser llamado descendiente del Rey David.

Los esponsales entre José y María son un episodio de gran importancia. José era del linaje real de David, y al contraer matrimonio con María le confiere al hijo de la Virgen — al Hijo de Dios — el título legal de “Hijo de David,” cumpliendo así las profecías.  
— Papa Benedicto XVI

SAN JOSÉ FUE REY DE LA SAGRADA FAMILIA.

San José no fue rey de Nazaret, ni de Israel ni nada por el estilo, sino rey de su casa como lo es cualquier hombre de la suya. En la casa de Nazaret San José era el rey, María la reina y Jesús el príncipe a la espera del Reino que su Padre Celestial había preparado para Él. Por supuesto que Jesús es Rey de reyes y Señor de señores, pero el amor providencial de Dios desea que reconozcamos el reinado de San José en la Sagrada Familia. Jesús mismo nos dio un ejemplo de amor filial y reverencia que le debemos a San José, nuestro padre espiritual.

SAN JOSÉ ES UN SEÑORDE LA NOBLEZA.

Con gran frecuencia no pocos santos se han referido amorosamente a San José como a su “señor,” y Santa Teresa de Ávila se distingue especialmente por ello. Sin embargo, al utilizar este término ningún santo infiere ni remotamente que San José sea Dios, porque no lo es. Los santos en ocasiones utilizan este término de “señor” refiriéndose a San José con respeto, tal y como se dirige uno a dignatarios y gobernantes. Los santos se destacan por su piedad y expresan su relación filial con María y San José en un lenguaje devocional. Por ejemplo, a María se le llama “Madonna” (que se deriva del latín mea domina que significa “mi señora” y es la forma femenina de “señor.”)

Ya que Dios ha querido obedecerte [San José], permíteme estar a tu servicio, honrarte y amarte como a mi señor y maestro.
— San Alfonso María de Ligorio

Toda la Iglesia reconoce a San José como patrono y guardián. Durante siglos muchas características de su vida han llamado la atención de los creyentes, y por eso ya desde hace muchos años me ha complacido dirigirme afectuosamente a él como “nuestro padre y señor.”
— San Josemaría Escrivá

Referirse a San José como “señor,” también tiene fundamentos bíblicos.

¿Recuerdan a José del Antiguo Testamento, aquél que fue vendido como esclavo por sus hermanos? Bueno, sus hermanos terminaron llamándolo su “señor” (ver Gen 44) cuando al volver a encontrarlo él salva a su familia de la hambruna. Para nosotros, San José es más que un hermano; él es nuestro noble padre espiritual; es nuestro amado padre espiritual y señor.

Noble San José, me alegra que Dios te haya hallado digno de realizar tan importante encargo, porque al ser elegido como padre de Jesús, pudiste ver a Aquél cuyas órdenes el cielo y la tierra obedecen sujetándose Él mismo a tu autoridad.
— San Alfonso María de Ligorio

HIJO DE DAVID

¡Qué grande es la dignidad de ese hijo de David, José, el esposo de María!
— Beato Gabriele Allegra

¡Qué grande es realmente la dignidad de San José! En la Letanía de San José, se le da el título de “noble retoño de David.” En algunas traducciones el título se traduce como “prestigioso retoño de David.” De cualquier forma, el significado es el mismo: San José es un descendiente del Rey David.

Él (San José) era descendiente en línea directa de una estirpe de patriarcas, reyes y príncipes, de allí es evidente que la dignidad de los patriarcas, reyes y príncipes terminaran en José.
— Santa Bernardita de Siena

San José tiene sangre de reyes. En San José Jesús tuvo un padre de la nobleza y también nosotros, porque nuestro padre espiritual ¡es descendiente de la realeza! San José es el “hijo de David.”

El título “Hijo de David” es mesiánico. A Jesús se le llama “Hijo de David” 17 veces en el Nuevo Testamento. A diferencia de Jesús, San José no es el Mesías, pero él es la única otra persona en el Nuevo Testamento a quien se le nombra Hijo de David.

San José es llamado “Hijo de David” por el Ángel de Dios cuando le dice no tener miedo de tomar a María y llevarla a su casa (ver Mt 1,20). ¿Por qué el Ángel llama a San José “Hijo de David” especialmente a la luz del hecho de que es un título asociado con el Mesías? La razón es que San José necesitaba que el Ángel le recordara, en un momento crucial en la historia de la salvación, que él era descendiente de la realeza. San José acababa de enterarse del embarazo de su esposa, y no comprendiendo cabalmente el origen del Niño en el vientre de María, en su gran humildad había tomado la decisión de separarse de ella y del Niño, y por eso era necesario que el Ángel le recordara su linaje, hacerle saber qué papel le había encomendado Dios en la venida del Mesías, y pedirle que no se apartara de los divinos misterios, del llamado y la vocación para la que había sido creado. En otras palabras, Dios planeó que su eterno Hijo fuese conocido por los que le rodeaban como Hijo de un hombre de la casa de David, y ese hombre era San José.

“José, hijo de David, no temas.” Porque de lo contrario, las tribulaciones mentales podrían hacer que no comprendieras este misterio. “José, hijo de David, no temas.” Lo que ves en ella es virtud, no pecado. Ésta no es una caída humana, sino un descenso divino. Aquí hay un premio, no culpa. Esto es un alargamiento del cielo, no un detrimento del cuerpo. Ésta no es la traición de una persona, sino el secreto del Juez. He aquí la victoria de Aquél que conoce el caso, no la penalidad de la tortura. Aquí hay no una obra silenciosa de algún hombre, sino el tesoro de Dios. Aquí hay una causa no de muerte, sino de vida. Por lo tanto, no temas.
— San Pedro Crisólogo

Las palabras de San Pedro Crisólogo además de hermosas nos invitan a la reflexión, ya que él asume que San José desconfiaba de la fidelidad de María, pero como veremos en la sección “Hombre justo y reverente,” muchos otros santos nos dan una explicación más noble y virtuosa sobre el comportamiento de José. Esos santos sostienen que San José estaba reverentemente admirado de lo que sucedía en el vientre de María y se consideraba indigno de ser su esposo y padre putativo del Niño. Él jamás sospechó que María hubiese hecho algo malo o algo así, al contrario; San José sabía que estaba ante la presencia de un gran misterio. Humilde y justo, planeó separarse de María en silencio con el objeto de no interponerse en los divinos misterios. Sin embargo, antes de que pudiese hacer algo, Dios envió a su Ángel para recordarle a José de su linaje real, un linaje necesario para que el Salvador fuese considerado descendiente de David.

El Rey David, ancestro de San José perteneciente a la realeza, alguna vez él mismo había tomado una decisión similar: considerándose indigno de tener el Arca de la Alianza en su cuidad, el Rey David envió el Arca lejos durante tres meses (ver 2 Sam 6). Para prevenir que algo parecido sucediera en el matrimonio de María y San José, el Ángel aseguró a San José que Dios lo había elegido para acoger al Niño y a su Madre en su casa. San José no debía enviar lejos al arca; no debía hacer lo que hizo el Rey David. “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer” (Mt 1,20).

LETANÍA DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros

Santa María, Ruega por nosotros
San José, Ruega por nosotros
Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros

José Justísimo, Ruega por nosotros
José Castísimo, Ruega por nosotros
José Prudentísimo, Ruega por nosotros
José Valientísimo, Ruega por nosotros
José Obedientísimo, Ruega por nosotros
José Fidelísimo, Ruega por nosotros

Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

V. Lo hizo Señor de su Casa
R. Y administrador de todas sus posesiones

Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Continuar con el Día 10

 

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