33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
DÍA 5 – JOSÉ, EL ESPOSO DE MARÍA
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Señor, Dios Padre Todopoderoso, ten piedad de nosotros.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Espíritu Santo, Fuente de luz. Ilumínanos.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
San José, ruega por nosotros.
CITA
Señor Dios, que en tu inefable providencia te dignaste elegir a san José como esposo de la Santísima Madre de tu Hijo, concédenos que merezcamos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la Tierra. (Oración. Misa votiva de san José)
REFLEXIÓN
Sin detenernos en este momento a pensar cómo sucedieron las cosas, damos por un hecho que para José, no fue fácil aceptar la misión de ser esposo de María y padre de Jesús. Pero recordemos que su fe siempre le permitió abrirse a la gracia que Dios le otorgaría para su cumplimiento. Esa misma gracia del Espíritu divino, es la que santificó su matrimonio, es la fuente de su amor conyugal por María y el cariño paternal por Jesús. La fe y el propio “fiat”, hágase, de José, lo convierten en el primer cristiano en creer en el misterio de la Encarnación.
Y ¿cómo amaba José a María? En el libro “La Virgen María”, Jean Guitton lo describe así: “el amor del hombre se amolda al amor de la mujer, que, como hábil educadora, le modera el impulso para que se transforme en cuidado y ternura, que lo hace capaz de recibir y dar”. A pesar de la condición de castidad perpetua, el amor entre José y María era real. No le fueron extrañas las pequeñas luchas de cada día, las tensiones durante los periodos de incertidumbre y los altibajos de las emociones propias de la fragilidad humana. Pero permanecieron juntos, creciendo y madurando, uno al lado del otro.
José, el esposo, fue un hombre que, sin temor a perder su virilidad, supo reconocer la belleza y la dignidad femenina, tan perfectamente personificada en María. Con sencillez aceptó que ella tuviera el lugar privilegiado de ser la Madre de Dios, con humildad aceptó que la llena de gracia fuera su maestra de vida espiritual, con paciencia supo guardar silencio antes que imponer su opinión, con confianza aprendió de ella a guardar las cosas que no entendía en su corazón y con determinación se propuso cuidar de su esposa y de su Hijo toda la vida, velando por que nada les faltara. ¡Qué gran testimonio para el hombre actual! Un modelo de fidelidad, respeto, intimidad y cariño vigente para los matrimonios de nuestros tiempos.
PROPÓSITO O TAREA
Contempla en oración el “hágase” de José en la aceptación de todo lo que sucede. Una aceptación que se hace en protección del plan de Dios. Piensa en tu vida y en un “hágase” que Dios te esté pidiendo y pide la protección de san José para que lo logres.
ORACIÓN A SAN JOSÉ
Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María
A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
¡Oh, bienaventurado José!
Muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía y defiéndenos de todo mal.
Amén.
(Francisco. Patris Corde)
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.