Día 22 – Castidad

33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ

DÍA 22 – CASTIDAD

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Señor, Dios Padre Todopoderoso, ten piedad de nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Espíritu Santo, Fuente de luz. Ilumínanos.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran señora.

San José, ruega por nosotros.

CITA

“La virginidad y el celibato por el Reino de Dios no sólo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y vivir el único misterio de la Alianza de Dios con su pueblo.” (Juan Pablo II. Familiaris consortio No. 16)

REFLEXIÓN

Tenemos por un lado el matrimonio, que de manera natural presupone la sexualidad fecunda y amorosa, como vínculo de unión de la pareja. Y por otro lado, la virginidad y celibato como parte de la consagración de la propia vida a Dios y el trabajo por la extensión de su Reino en la tierra. La sexualidad es un don de Dios, al que se renuncia voluntariamente al seguir los consejos evangélicos.

Pero en el matrimonio de María y José, tenemos la conjunción perfecta de ambos estados: un matrimonio virgen. Esto no puede ser comprendido fuera de la intervención divina. Como explica Juan Pablo II: es el Espíritu Santo quien configura de forma perfecta el amor humano entre María y José, profundizando en la belleza y dignidad de su proximidad, la intensidad espiritual de su unión y el contacto entre ellos. (cfr. Redemptoris Custos 19)

José veló sobre la virginidad de María, su esposa y la castidad de su hijo Jesús. 

¿Cómo podría haberlo hecho, sino desde su propia castidad? La pureza de su corazón, el desapego absoluto de sus deseos y la renovación constante del ofrecimiento de su propia vida, lo hicieron posible.

La castidad es renunciar a poseer al otro, para ponerlo al centro. En palabras del Papa Francisco “sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz.” (Patris Corde). Y ese tipo de amor en libertad, es al que todo matrimonio cristiano está llamado a vivir.

PROPÓSITO O TAREA

Repetir durante el día la siguiente oración: “San José, enséñame a vivir el amor como donación total de mí mismo”.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía. Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo.

Dígnate velar sobre todos nuestros intereses. Ruega al Señor que bendiga nuestra casa. Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado.

Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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