Día 2 – La Letanía de San José

Conociendo por experiencia propia la increíble influencia que tiene San José con Dios, quisiera persuadirlos a todos de honrarlo con particular devoción. Siempre he visto que aquellos que lo honran de manera especial progresan grandemente en la virtud, porque este protector celestial favorece de una manera sorprendente el avance espiritual de las almas que se encomiendan a él.
— Santa Teresa de Ávila

Quizás hayas escuchado hablar de San Maximiliano Kolbe, el heroico sacerdote que dio su vida por otro prisionero en el campo de concentración de Auschwitz. San Maximiliano era un ferviente promotor de Nuestra Señora y de la consagración mariana. Fundó el Ejército de la Inmaculada en 1917 para difundir la devoción a Nuestra Señora por todo el mundo; pero, ¿has oído hablar del Padre Joseph Kentenich, otro gran promotor de la devoción a Nuestra Señora?

En 1941, el Padre Kentenich fue arrestado por la Gestapo y puesto en prisión en Alemania. Por razones médicas, los nazis no tenían la intención de enviarlo a un campo de concentración. Sin embargo, con fervor hacia Nuestra Señora, el Padre Kentenich pidió que se le enviara a un campo de concentración en Dachau. Quería ofrecer su sufrimiento por el movimiento mariano que había iniciado en 1914, llamado Schoenstatt. Fundó el Movimiento de Schoenstatt con el objeto de enseñarle a la gente las virtudes de Nuestra Señora y transformar el mundo mediante la consagración mariana. El Padre Kentenich pasó tres años en Dachau.

El método de consagración mariana del Padre Kentenich es conocido como la “Alianza de Amor.” Creía que una alianza de amor con María transformaría al mundo haciendo que los miembros de Schoenstatt fuesen “apariciones de María.” No apariciones literales por supuesto, sino que, imitando las virtudes de María, los miembros de Schoenstatt se convertirían en reflejos de María, “apariciones” de Nuestra Señora en el mundo. ¡La Iglesia y el mundo necesitan esas apariciones!

La Iglesia y el mundo también necesitan “apariciones” de San José: hombres y mujeres que irradien las virtudes de San José, especialmente su amor fiel de esposo y padre. En un mundo plagado con ideología de género y confusión sobre el matrimonio y la familia, las reflexiones sobre María y San José son muy necesarias. La Consagración a San José y la imitación de sus virtudes harán que eso sea posible.

LA LETANÍA DE SAN JOSÉ TE PREPARARÁ PARA UNA CONSAGRACIÓN TOTAL A TU PADRE ESPIRITUAL Y TE ENSEÑARÁ CÓMO IMITAR SUS VIRTUDES.

La Letanía se remonta al menos al siglo XVI y ha sido rezada por incontables santos. La versión que vas a rezar fue aprobada con indulgencia por el Santo Papa Pío X en 1909. A través de la Letanía de San José aprenderás las virtudes y maravillas de tu padre espiritual para que puedas convertirte en una “aparición de San José” en el mundo.

Me refugio en tus brazos [San José], para que tú me guíes por la senda de la virtud.
— San Clemente María Hofbauer

SAN JOSÉ ES MODELO PARA AMAR A JESÚS, A MARÍA, Y A LAS ALMAS.

Los modelos están para ser emulados. Imitando las virtudes de San José, podrás asemejarte a tu modelo y causar un gran impacto en el mundo. Las virtudes de San José se convertirán en tus virtudes para que puedas llegar a ser “otro José.”

Sus eminentes virtudes [de San José] constituyen su mérito y se convierte de ese modo en nuestro modelo.
— Beato Guillermo José Chaminade

San José es nuestro guía y modelo. Porque nuestra vocación es como la suya, debemos vivir su vida, practicar sus virtudes, y asimilar su espíritu.
— San Pedro Julián Eymard

Amemos a Jesús por sobre todas las cosas. Amemos a María como nuestra Madre, pero también, ¿cómo podríamos no amar a José que estuvo tan íntimamente unido a Jesús y a María? ¿Y cómo podríamos honrarlo de mejor manera que imitando sus virtudes? Ahora bien; ¿qué más hizo durante toda su vida sino contemplar, estudiar, y adorar a Jesús, incluso en medio de sus labores cotidianas? Vean, pues, a nuestro modelo.
— Santa Magdalena Sofía Barat

LETANÍA DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros

Santa María, Ruega por nosotros
San José, Ruega por nosotros
Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros

José Justísimo, Ruega por nosotros
José Castísimo, Ruega por nosotros
José Prudentísimo, Ruega por nosotros
José Valientísimo, Ruega por nosotros
José Obedientísimo, Ruega por nosotros
José Fidelísimo, Ruega por nosotros

Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

V. Lo hizo Señor de su Casa
R. Y administrador de todas sus posesiones

Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

MEMORARE A SAN JOSÉ

Acuérdate, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya invocado tu protección e implorado tu auxilio, no haya sido consolado. Confiando plenamente en tu poder, ya que ejerciste con Jesús el cargo de Padre, vengo a tu presencia y me encomiendo a Ti con todo fervor. No deseches mis súplicas, antes bien acógelas propicio y dígnate acceder a ellas piadosamente. Amén.

 

Continuar con el Día 3

Translate »
error: Content is protected !!