33 DÍAS DE CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
DÍA 13 – NACIMIENTO DE JESÚS
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Señor, Dios Padre Todopoderoso, ten piedad de nosotros.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Espíritu Santo, Fuente de luz. Ilumínanos.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
San José, ruega por nosotros.
CITA
Nace Jesús en suma pobreza: ¡qué pena, qué dolor para un padre tan tierno!
Mas ¡qué alegría cuando ve al Niño Dios alabado de los Ángeles y adorado de los pastores y reyes!
REFLEXIÓN
El embarazo de María habrá ido transcurriendo como cualquier otro, tal vez José se habrá preguntado si debía esperar que fuera especial o diferente, ya que se trataba del Hijo de Dios. José fue un esposo siempre atento a cada necesidad de María y la debe haber ayudado en todo, hasta en las labores del hogar cuando a ella ya le costaba trabajo. Conocía las profecías y no debe haberle causado sorpresa que tuvieran que ir a Belén con motivo del censo, ya que estaba escrito que ahí nacería el Mesías. Pero no imaginó las condiciones que encontrarían a su llegada y su corazón debe haberse llenado de angustia al no poder proveer a su esposa con un sitio decoroso para que diera a luz al Salvador.
José se habrá angustiado al no saber cómo asistir a María y encontrarse solos en una cueva de animales, expuestos al frío. Pronto se encontró recibiendo en sus brazos a esa criatura mojada que lloraba a todo pulmón. El Redentor era como cualquier otro bebé que hubiera visto, necesitaba ser limpiado, arropado y alimentado. Lo colocó en brazos de María y cuando ella lo apretó contra su pecho, cerca de su corazón y comenzó a hablarle, Jesús dejó de llorar y llenó la habitación de una paz que José no había experimentado jamás.
Ahí lo golpeó un sentimiento nuevo para él. Conoció el amor a primera vista, incondicional y que dura para siempre. No importaba que Jesús no fuera su hijo carnal. Contemplando a María y a su hijo, conoció el gozo más grande: vivir en la presencia de Dios, amarlo y ser amado por Él. Adelantándose a Juan evangelista habrá pensado: “¡Tanto amó Dios al mundo!” (Jn 3,16).
PROPÓSITO O TAREA
Dedica unos minutos a tu propia contemplación de la escena del nacimiento de Jesús. Introdúcete en ella e imagina los sentimientos de María y de José. Después da gracias a Dios por su infinito amor y por el don de tu fe.
ORACIÓN A SAN JOSÉ
San José, guardián de Jesús y casto esposo de María,
tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber,
tú mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti.
Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.
Se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y proteges.
Tú también conociste pruebas, cansancio y trabajos.
Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría
por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios,
el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre.
Amén.
(San Juan XXIII)
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.