CUARTO DOMINGO DE SAN JOSÉ
El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.
La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.
Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Ofrecimiento:
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo, Amén.
¡Oh Santo fidelísimo, a quien fueron comunicados los misterios de nuestra redención, glorioso San José! Si la profecía de Simeón te causó un dolor mortal, haciéndote saber que Jesús y María debían sufrir, te llenó al mismo tiempo de satisfacción, al anunciarte que sus padecimientos serían seguidos de la salvación de multitud innumerable de almas, que resucitarían a la vida.
Pide por nosotros, en memoria de este dolor y de este gozo, para que seamos del número de aquellos que, por los méritos de Jesucristo y la intercesión de la Virgen María, resucitarán para la gloria.
Padrenuestro, Ave María y Gloria
Oración final para todos los días:
Acordaos: Oh purísimo Esposo de María, oh dulce protector mío San José, que jamás se oyó decir que haya dejado de ser consolado uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro auxilio. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos fervorosamente, oh padre nutricio del Redentor. No desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas piadosamente. Amén.
Oh Dios, que por providencia inefable os dignasteis escoger al bienaventurado José para esposo de vuestra Santísima Madre: os suplicamos nos concedáis la gracia de que, venerándole en la tierra como a nuestro protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Amén.
Por las intenciones del Santo Padre
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.