Consagración a la Divina Misericordia: Día 13

DÍA 13
GRATITUD EN LA MISERICORDIA
Demos gracias a Dios porque es bueno

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Hacemos un breve silencio para ponernos en la presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA

“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en Ti pongo toda mi esperanza.”

CITA

Dar gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?
Salmo 117 

REFLEXIÓN

Siempre es más fácil clamar a Dios cuando las cosas no van bien, cuando necesitamos su luz, su ayuda y razones para nuestra esperanza. ¿Dónde estamos cuando todo marcha bien? ¿A dónde nos vamos después de que Dios ha salido en nuestro auxilio y nos ha otorgado las gracias que le habíamos pedido? 

La gratitud es una virtud que se ha ido perdiendo poco a poco, pidamos al Espíritu Santo la gracia de saber ser agradecidos, aunque como recita el prefacio, ello no aumente la gloria de Dios, sí nos aprovechará para nuestra salvación. 

Dame Señor la conciencia de que no merezco tu gracia, que alcance a entender la gratuidad de tu amor en todo lo que me das, lo que poseo y lo que disfruto; desde mi vida y mi salud, hasta mis bienes necesarios y aquellos de los que podría prescindir. No dejes que sea yo como los 9 leprosos que no volvieron a darte las gracias después de que los habías curado y librado de su miseria. (Lc 17, 12-19) Regálame un corazón agradecido.

PROPÓSITO

Después de haber dado gracias a Dios por su misericordia, haré una lista de aquellas personas a las que tengo algo que agradecerles, aún las cosas pequeñas de todos los días. A mis papás, esposo, esposa, hijos, compañeros de trabajo, maestros, amigos… Seguramente hay mucho que agradecer y no siempre lo he hecho. La palabra “GRACIAS” puede tener un efecto muy positivo en las personas y hoy es un buen día para pronunciarla.

ORACIÓN FINAL

Tú me abres Señor una puerta
y llenas de luz mi esperanza gastada.
Tú me cargas en tus hombros
y sostienes mi fe cansada.

Me recuerdas con ternura mis miserias
con tu mano tendida que acaricia.
Y repites a mi alma:
“Dame lo mío y toma lo tuyo.”

¿Qué es lo tuyo Señor?
¿Por qué tengo miedo de este intercambio?

Tú has venido a cargar mis miserias y sólo me pides que abra mi puerta.

Entras contento como un buen ladrón
me robas los miedos, rencores y dudas
y con tu huella profunda
me marcas dejando una estela de paz infinita.

Tu misericordia me levanta.
Tu misericordia me limpia.
Tu misericordia me alegra.
Tu misericordia me da vida.

¡Ven Señor Jesús!
Rompe las ataduras del pecado.
Venda mis heridas más profundas.
Carga mi cuerpo tan cansado.
Sana mi alma lastimada.

Y que restaurado por tu Amor
vaya y haga yo lo mismo con mi hermano.
Aquél que más me necesita.
Aquél que más me ha herido.
Aquél que es más temido.

Porque es deber de gratitud
crear una cadena de misericordia
tan fuerte como el Amor que Tú nos tienes
tan grande como tu paciencia
tan brillante como tu ternura.

Déjame entrar en tu Corazón
¡ábreme tu puerta!
Para que entrando descubra a todos mis hermanos
que lo son por el gran amor con que Tú nos has perdonado.

 

Del libro: Jesús a mi alma
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

Regresar al inicio de la Consagración

 

Translate »
error: Content is protected !!