SAL DE TU CIELO: 33 DÍAS DE CAMINO HACIA BELÉN
DÍA 8: YO SERÉ TU ESCUDO
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN CAMINO A BELÉN
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Yahvé a Abraham en visión, en estos términos: “No temas, Abraham. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande”. (Gn 15,1)
Dijo: Yahvé, mi roca y mi baluarte, mi libertador, mi Dios, la roca en que me amparo, mi escudo y fuerza salvadora, mi ciudadela y mi refugio, mi salvador que me salva de la violencia. (2 S 22,2-3)
REFLEXIÓN
Toda palabra de Dios está garantizada; Él es un escudo para cuantos confían en Él. (Pr 30, 5)
Tú eres mi escudo y mi refugio, yo espero en tu Palabra. (Sal 118, 114)
Tu Palabra Señor se hizo carne. En esa tierna mano que veo levantarse por el borde del pesebre, veo la mano del Creador de todo lo que existe. Veo la mano que convirtió agua en vino, que levantó a la pecadora y calmó la tormenta.
Esa pequeña manita que después fue clavada en la cruz venciendo al pecado y a la muerte para siempre. En ella está la promesa, la garantía de la fidelidad. Su mano no me librará, ya me libró.
En la batalla por mi alma voy armado con el escudo de la fe, como decía San Pablo (Ef6,16), fe en Aquél que me amó y se entregó por mí. Nada puede deshacerlo. Depende de mi inteligencia y mi voluntad aferrarme al escudo que nada, ni nadie puede quebrantar.
Yo quiero que seas mi escudo protector, porque escondido a la sombra de tus alas, estoy seguro (Sal 17,8)
ORACIÓN
PROTÉGEME SEÑOR
Mi alma a Jesús
Desde el amanecer te invoco
Tu presencia me sostiene seguro
Confío en tu promesa
Salgo en tu búsqueda
¡Protégeme Señor!
No puedo negar que tengo miedo
La inseguridad me persigue
La debilidad me paraliza
La tristeza me abraza.
¡Protégeme Señor!
Quiero pero tantas veces no puedo
Enséñame Señor a caminar sin parar
Quítame la inseguridad de mi corazón
Da fuerza a mi alma cansada
¡Protégeme Señor!
Sé mi escudo en medio del ruido
Sé mi escudo cuando te sienta escondido
Sé mi escudo en medio del dolor
Sé mi escudo cuando sienta temor
Sé mi escudo en medio de la tormenta
Sé mi escudo cuando mi alma esté sedienta
Yo seré tu escudo protector
Yo seré tu seguridad y certeza
Yo seré tu refugio y descanso
Pero…
Déjame ir delante abriendo camino
Déjame velarte en tu sueño ya cansino
Déjame alimentarte con pan y vino
Déjame ser yo tu don divino
A quien quiero pruebo como el oro en el crisol
A quien quiero purifico y dignifico
A quien quiero acompaño en silencio
A quien quiero yo libero
Déjate querer, mi escudo te protegerá
Déjate querer, mi escudo te fortalecerá
Déjate querer, mi escudo te sostendrá
Déjate querer, mi escudo te enamorará
Yo seré tu escudo por siempre hasta la eternidad
Del libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra L.C.
PROPÓSITO
Reflexionaré en todas aquellas situaciones en las que Dios me ha sostenido, en las pruebas que me ha acompañado demostrándome su amor incondicional. En mi carta a Jesús, le agradeceré cada una.
Autor y Voz: Padre Guillermo Serra, L.C.