Camino hacia Belén: Día 31

SAL DE TU CIELO: 33 DÍAS DE CAMINO HACIA BELÉN

DÍA 31: TE REGALO MI GRATITUD

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN CAMINO A BELÉN

Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

CITA

¿Cómo pagar a Yahvé todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de salvación e invocaré el nombre de Yahvé. (Sal 116, 12-13)

REFLEXIÓN

Niñito Jesús, antes de hacer lo que sería evidente por el título de la meditación, que es darte gracias; primero quisiera pedirte perdón porque sinceramente creo que nunca llego a ser consciente de todo lo bueno y necesario que recibo de ti y por lo mismo nunca podré agradecerte suficiente.

La vida, el amor, la salud, las personas en mi vida, los bienes que poseo… Todo ha salido de tu mano providente, por tu bondad y misericordia.

Creo que muchas veces me he comportado como los nueve leprosos que fueron curados pero no regresaron a darte las gracias. Y yo quiero ser como el extranjero que sí volvió y al que Tú obsequiaste con un regalo aún mayor que la curación de su enfermedad: la vida eterna.

Tal cual como recita el prefacio, sé que mi gratitud no aumenta tu gloria, pero sí es una prenda de mi amor por ti y me aprovechan para la salvación.

¿Qué puedo hacer yo? ¿Alabarte y darte gracias? ¡Claro que sí! Pero la mejor manera de corresponder a tu amor es ir y “hacer yo lo mismo”. Llevar tu Amor al mundo, comunicar la esperanza a mis hermanos, dar testimonio de tu fidelidad a tus promesas. Dame Jesús, el don de la gratitud.

ORACIÓN

CUANDO HAY AMOR ES SUFICIENTE

Eran tres peregrinos de Oriente
cargados de regalos e ilusión
Viajaban guiados por una estrella
señal divina en su decisión

En un largo camino lleno de peligros
La fe les infunde prisa
La esperanza determinación
La caridad les prepara el corazón

Van en busca del Rey nacido en Belén
Las Escrituras lo han dicho bien
Ya están cerca de cumplir la promesa
Por fin lograron alcanzar la certeza

Son llevados por la estrella
en lo profundo de la noche bella
El silencio cubre todo el campo
en espera de un nuevo canto

En lo profundo de la cueva
van entrando los pastores
Admirados ante tan gran prueba
dejan a María sus pobres dones

Los tres Magos se inclinan
en humilde actitud de adoración
Ojos fijos en el Predilecto
en el Rey de toda nación

Traen regalos imagen de su amor:
Oro puro como canción
precioso don para su Señor
Incienso que se alza
como perfume suave para su Dios
Mirra que anuncia su destino
Recuerdo santo para su Redentor

Alma mía, mira bien
Despierta en esta noche santa
Vete tú corriendo a Belén
Y ofrece algo al niño también

No eres rica, bien lo sé
Pero algo tendrás para regalar
a Aquél que por ti
un día morirá

Busca bien, muy dentro de tu corazón
Quizás hay un pequeño rencor
o una duda de su amor
Quizás es ese miedo llamado temor
o una espina clavada de dolor

Algo habrá que regalar
Un propósito hecho oración
o el don de tu perdón
Quizás el evitar una tentación

Busca bien, alma mía
Tú también tienes un oro
y un incienso para arder
También la mirra para dejar a sus pies

Sólo tu amor por Él sabrá
qué es lo que debes ofrecer
No eres Mago, ni de Oriente
Pero cuando hay amor, es suficiente

Porque el regalo que Él más quiere
no sé compra ni se envuelve
ni tiene precio ni provecho

Es tu vida junto a Él
en adoración y confianza
en silencio y gratitud
Por lo mucho que te ha dado
y lo tanto que te ha amado

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

PROPÓSITO

El día de hoy demostraré mi gratitud, hablando por lo menos a una persona de la bondad y la misericordia de Dios para encender en su corazón la llama de la esperanza que será el más dulce recibimiento para Jesús en Navidad.

Autor y Voz: Padre Guillermo Serra, L.C.

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