SAL DE TU CIELO: 33 DÍAS DE CAMINO HACIA BELÉN
DÍA 25: TE REGALO MI FORTALEZA
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN CAMINO A BELÉN
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte. (2 Cor 12, 9-10)
REFLEXIÓN
Cuando miro a Jesús en el pesebre, pienso lo contrastante que es su omnipotencia y su poder para asumir nuestra naturaleza y regalarnos la vida eterna, con la debilidad y vulnerabilidad propias de un bebé. Los profetas hablan continuamente del poder de Dios y como Él, y solo Él, es la fortaleza de los débiles. Igualmente, los Salmos cantan sobre esa roca firme, fuerte, que nos sostiene y nos sirve de refugio. Más allá de la fuerza propia de Dios, también se habla de Él como la fuente a partir de la cual surge la fortaleza de los que confían en Él. (Is 40, 31)
Sé que soy pequeño, débil, que he caído ya muchas veces y en ocasiones me siento incapaz de continuar. Mi debilidad no solo se limita a mi inclinación al pecado, sino también a vivir de manera incongruente, a no dar un testimonio vivo de mi fe, o a hablar del amor de Dios.
Pero en este camino, ayer ofrecí como regalo mi confianza y con ella debería surgir en mí la certeza de que como le sucedió a San Pablo, en mí puede sobreabundar la gracia y Cristo me puede revestir de fortaleza.
Dame Jesús tu fuerza. Fuerza para resistir a la tentación, fuerza para conservar mi estado de gracia y vivir como un católico auténtico, pero sobre todo, en este tiempo de Navidad, dame fuerza para anunciar a todo el mundo que Tú vienes a salvarnos, permíteme llevar el mensaje de tu Amor a todas las personas que me encuentre.
ORACIÓN
MI REFUGIO, MI FUERZA
Que no se apague en mí tu fuerza
que no se extinga el brillo en mi mirada
No me abandone el gozo de servirte
cuando llega la noche oscura del alma
Ven y socórreme con prisa
dulce aliento que aviva mi esperanza
Que renueve en mí el deseo
de servirte con prontitud e inflamada de amor el alma
Servicio que es mi vida
con sello de amor ungiste mi alma
que en este destierro solo me baste
tu mano y tu tiernísima mirada
Vanos son los halagos del hombre
y triste tesoro sus palabras
que enceguecen a cuantos las escuchan
y confunden burlando el alma
Que mi sonrisa sea por tus labios
que siempre fieles me hablan de cielo
y eternidad que no se acaba
Más siempre me esconda hasta perderme
En ti, mi único y verdadero amante
refugio de mi alma
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
PROPÓSITO
Con gran confianza en que Dios me dará la fortaleza que necesito, me haré tres propósitos firmes a cumplir en mi vida y los anotaré en mi carta al niño Jesús como un obsequio de mi amor para Él.
Autor y Voz: Padre Guillermo Serra, L.C.