CAMINO DE SEMANA SANTA –  VIERNES SANTO

CAMINO DE SEMANA SANTA: ACOMPAÑANDO A JESÚS
VIERNES SANTO
ACUÉRDATE DE MÍ

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Este es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

Extracto de homilía sobre la Pascua. Melitón de Sardes

CITA

Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él. Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la  izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él  es el Cristo de Dios, el Elegido». También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!» Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos». Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!» Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Lucas 23, 32-43

REFLEXIÓN

Si quería salvarse él, Cristo tenía que morir. De un modo sencillo y humilde reconoció su divinidad. Sufrían la misma condena de Dios, pero no sólo eso, se dio cuenta de que Dios estaba sufriendo por ellos y en lugar de ellos.

La cruz se le hizo ligera, la respiración regresó con fuerza para poderle decir a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”

¡Acuérdate! Sí, no me olvides Jesús. Este buen ladrón, con su humildad y acto de fe, le está pidiendo a Jesús que se acuerde de él, que no es sino pedirle que lo meta en su corazón. Este es el significado de la palabra acordarse. “Méteme en tu corazón y no me dejes salir de allí”.

Y el buen Señor, Cristo, con su corazón débil, pero amoroso como siempre, hace un esfuerzo para decirle que Hoy estará en su corazón, es más, que ya llevaba mucho tiempo dentro de ese corazón, “desde antes de formarte en el vientre yo te conocía y te amaba” (Jr. 1, 5).

Así es el don de Dios. Es un amor del “hoy”, no del mañana. La oración es el encuentro del hoy de Dios y del pecado del hombre. Es un grito confiado para que Él se acuerde de nosotros, nos introduzca en su corazón y así vivir en el paraíso.

La cruz es la puerta de toda bendición porque de ella cuelga el Amor de nuestra vida. Con la cruz siempre viene Cristo. ¡No temamos!

ORACIÓN

JUNTO A LA CRUZ: BUSCO ESTAR SER TENER

Como sombra de su sol, seguía cada uno de Sus pasos
Su alma escribía su dolor en lo más profundo
Sostenía al Hijo amado con su mirada tierna y fuerte
¿Qué le han hecho María al Hijo de tus amores?

Caminas sin prisa esta vez, buscando asimilar esta locura
El prometido por el ángel, ahora es tratado sin cordura
El que abrazaste aquella noche en Belén con tal dulzura
es hoy clavado al madero, golpeado, sin rostro ni figura

Madre Santa, ¿qué haces acompañando a quienes lo han abandonado?
Estás sola, más que nunca, ante la sinrazón del hombre despiadado
¿Qué buscas a la hora de su muerte?

María a mi alma

Busco estar, ser y tener
Estar a los pies de la cruz y mi consuelo por unos segundos ofrecer

Ser su Madre más que nunca, dar a luz también
Tenerle entre mis brazos, ya callado, y a la tierra ofrecer
un cuerpo silencioso y golpeado, el de mi Hijo, que es el mismo que al nacer

Aquí estoy, hágase, en la oscuridad y en el amanecer
Soy su Madre tierna y cariñosa, es mi Hijo, lo quiero ya sostener
Por ti y por mí, en esta angustia llamada Pasión, Él quiere permanecer
Quédate a mí lado, tu corazón en silencio Él quiere enternecer

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

PROPÓSITO

Tomar un crucifijo y contemplar a Jesús, repasando sus siete palabras en la cruz que son un testamento de su corazón.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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