CAMINO DE SEMANA SANTA –  MARTES SANTO

CAMINO DE SEMANA SANTA: ACOMPAÑANDO A JESÚS
MARTES SANTO
VUESTRA CASA QUEDARÁ DESIERTA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Este es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

Extracto de homilía sobre la Pascua. Melitón de Sardes

CITA

«¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»

Mateo 23, 37-39

REFLEXIÓN

El desierto del amor nos presenta imágenes bellísimas de cómo Dios nos ama, cómo con ternura intenta acercarse a sus hijos. Hoy Jesús, al quejarse de Jerusalén, lo hace con una de estas imágenes: con ese deseo de reunirlos como una gallina reúne a sus pollos bajo sus alas, en señal de protección.

Y ante la negativa de Jerusalén y de sus habitantes, Jesús responde en tono profético: vuestra casa quedará desierta. Y así fue, Jerusalén fue históricamente devastada antes de que acabase el primer siglo.

Pero esta profecía también admite una lectura espiritual que nos podemos aplicar. “Vuestra casa quedará desierta” es una advertencia para quien no acoge a Jesús. Un Jesús que ha llorado por Jerusalén al contemplarla desde lo alto. La ciudad de la paz, la ciudad donde habitaba el Dios altísimo en el templo.

Nuestro corazón, el centro de nuestro ser y de nuestra relación con Dios también puede quedar desierto sino acogemos a Jesús.

Judas lo traicionará, Pedro lo negará, el pueblo elegirá a Barrabás sobre Jesús. La Pasión que recorre este desierto del amor, irá vaciando muchos corazones que se alejarán de Jesús. Este desierto se presenta como el más necesario, no solo por ser el último sino porque Jesús y su amor se harán más presentes que nunca. Y ante esta experiencia tan profunda, uno debe elegir. No hay posibilidad de quedarse indiferente.

Te pedimos Señor que nuestra casa no se quedé vacía, esa casa que es nuestro corazón. Queremos acompañarte hasta el Calvario, sin miedo, sin rupturas, sin quejas.

Eso sí, hay una casa que queremos que quede vacía. La casa que todos teníamos por destino, la tumba, esa tumba reservada también para nosotros. Tu amor, la habitó en nuestro lugar, y ese mismo amor hizo tres días después, que se quedase vacía. Vuestra casa quedará desierta, el templo de Jerusalén, la religión oficial, legalista y también la tumba que todos merecíamos.

Que este desierto del amor nos ayude a vivir una relación contigo profunda, cercana, cariñosa y te dejemos cuidarnos como una gallina reúne a sus pollos bajo sus alas.

ORACIÓN

RECOSTADO EN TU COSTADO

Al final de la vida
se nos examinará del amor
Al final de tu vida
nos regalaste la lección de tu amor

En tu corazón no cabía más ternura
Y en la noche santa de tu cena más íntima
sabiendo que la traición la hacía más oscura
brilló la luz ardiente de tu alma limpia

Con palabras suaves y gestos sorprendentes
desvelaste el amor del Padre por los hombres
Sólo el Hijo puede dar lo que recibió
de Aquél que ama y es amado

Sólo Juan alcanzó a vislumbrar ese tierno corazón
descansando su cabeza en tu pecho frágil
Recostado en tu costado, escuchó los latidos del Maestro
del Amor más grande, que todo el universo

Nadie conoce al Padre sino el Hijo
Y este Hijo vivió en el costado del Padre
desde la eternidad hasta que un día
habitó entre nosotros, huérfanos con hambre

Recostado en tu costado, Jesús mío
quiero descubrir el sentido de mi vida
Aprender lo que es vivir sin límites
Estar dispuesto a morir por el Amado

Recostado en tu costado, Jesús mío
pasará el tiempo y la cruz será ligera
Escucharé el ritmo de tu amor
Caminaré a tu lado sin temor

Recostado en tu costado, Jesús mío
Sanaré mis miserias a tu lado
Seré testigo fiel de tu misericordia
Alcanzaré el cielo tomado de tu mano

Recostado en tu costado, quedaré prendado
Seré esclavo del Esclavo encarnado
de mi Rey que nace pobre en Belén

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

PROPÓSITO

En oración ver de qué tenemos que vaciar nuestro corazón y qué partes tenemos que aprender a habitar mejor.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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