CAMINO DE SEMANA SANTA –  LUNES SANTO

CAMINO DE SEMANA SANTA: ACOMPAÑANDO A JESÚS

LUNES SANTO
LIMPIAR EL TEMPLO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Este es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

Extracto de homilía sobre la Pascua. Melitón de Sardes

CITA

Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el  Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!»

Marcos 11, 15-17

REFLEXIÓN

Fuiste aclamado por la multitud en tu subida a Jerusalén, pero tu corazón estaba fijo en lo que pronto sucedería. Esta misma gente que te aclamaba sería la que después gritaría con la misma fuerza que te crucificaran.

Una vez llegado a Jerusalén, entraste en el templo y con tristeza te diste cuenta de cómo había cambiado la casa de tu Padre. Era un lugar de negocios, donde no brillaba la piedad sino el comercio con las cosas santas. Pero era tarde y preferiste regresar a Betania, a la casa de tus amigos, Marta, María y Lázaro, donde te hospedabas cada vez que ibas a Jerusalén. Era un lugar de descanso y de paz, donde reponías fuerzas y podías abrir tu corazón sin límites.

Al día siguiente, saliste temprano para volver a subir a Jerusalén. Estabas inquieto desde el día anterior y querías volver al templo para hacer un gesto que purificase ese templo que era más un lugar de negocios que de culto.

En un cuadro sin precedentes, te transformaste y comenzaste a arrojar del patio central a los que vendían y compraban; volcaste las mesas de los que cambiaban dinero y vendían animales; no dejaste que nadie cruzase por el templo cargando cosas. Y gritaste que el templo estaba llamado a ser casa de oración, no cueva de ladrones.

Los sumos sacerdotes y escribas al enterarse de esto buscaban matarte. No podían permitir este modo de actuar tuyo. Tu sentencia de muerte comenzaba a tomar forma pero tú tenías puestos los ojos en el Padre y en la misión que te había encomendado.

Y yo, cuando pienso en tu celo por el templo de tu Padre, me pregunto si también mi corazón, ese templo de la Santísima Trinidad no tendrá vendedores, cambistas, y si no lo habré convertido en un lugar de negocios más que en un lugar de paz y encuentro contigo.

¿No habré negociado con mi conciencia? ¿No habré cedido ante un mundo que me vende una imagen tan superficial de la vida? ¿No habré encerrado al Espíritu Santo en la jaula de mis gustos y preferencias?

Limpia Señor el templo de mi corazón para que tú puedas pasearte y encontrarlo limpio de todo negocio, que sea un remanso de paz para ti donde puedas encontrarme y yo pueda encontrarme contigo.

ORACIÓN

SEÑOR YO NO SOY DIGNO

No soy digno de que entres en mi casa
Ni que te acerques a mi corazón
Soy un pobre pecador a quien le ciega la razón
Tan necesitado de tu amor que todo abrasa

No soy digno de tu mirada limpia y pura
No soy digno de tu caricia llena de dulzura
No soy digno de tu palabra hecha ternura
No soy digno de volar hasta tu divina altura

Pero tan sólo Señor…

Déjame levantar mi vista y contemplarte
Tomar las migajas de tu mesa, sin Tú enterarte
Seguirte en silencio, sin querer ya dejarte
Y aprender a amarte en todo instante

Jesús a mi alma

Digno fuiste y lo perdiste
Digno eres por mi encarnación
Digno eres por toda mi Pasión
Digno eres, ya no estés triste

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

PROPÓSITO

En oración, pedir luz al Espíritu Santo, y repasando el Camino de Cuaresma, ver qué hay que limpiar en mi corazón. Se aconseja hacer una buena confesión en esta Semana Santa que está iniciando.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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