CAMINO DE SEMANA SANTA: ACOMPAÑANDO A JESÚS
JUEVES SANTO
LA NOCHE DE LOS REGALOS
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN INICIAL
Este es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.
Extracto de homilía sobre la Pascua. Melitón de Sardes
CITA
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: «Con gran deseo he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios». Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios». Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío». De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
Lucas 22, 14-20
REFLEXIÓN
El inicio de la cena, tu cena, es introducida por el gran deseo de tu corazón de llegar a tus discípulos y ofrecerles los regalos de tu corazón.
Tu amor era tan grande que adelantas tu Pasión para poderles ofrecer los frutos de tu sacrificio antes de tu entrega. Adelantaste la celebración de la Pascua un día para poder quedarte con los tuyos y celebrarla, dándole un nuevo significado. Ahora, tú te presentas como el cordero inmaculado, sin mancha, que se ofrece por ellos y todos los hombres.
Llegaron a esta cena con una sensación distinta. Intuían que algo especial había dentro de ti.
Y tus palabras y gestos confirmaron su presentimiento. Notaban un aire de tristeza pero a la vez de intimidad y fraternidad. Tomaste pan, y se lo presentaste, haciendo vida las palabras de tu discurso del pan de vida: “Tomad esto, es mi cuerpo”. “Tomad esta copa, es mi sangre”. Se miraban unos a otros como no dando crédito a lo que oían, pero tu mirada lo decía todo. Te estabas dando en comida y en bebida.
Y también les mandaste hacer lo mismo en memoria tuya. Y así, de este modo tan sencillo, los ordenaste sacerdotes, ministros de tu amor. Y tras darte en alimento, ahora sí les ofreciste y pediste que vivieran el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor, en el contexto del sacrificio más grande, y con tu cuerpo y tu sangre ya muy dentro de tu corazón.
¿Qué más te podemos pedir, Jesús? Te diste todo, te diste por adelantado, te diste para siempre.
ORACIÓN
EN ESTA NOCHE SANTA
La noche se abre con Judas y su huida
Tu corazón comienza a sangrar por la oveja perdida
Pedro se resquebraja como una débil vasija
Los demás discípulos duermen, tras darte en comida
La creación fue testigo de esta noche, la más limpia
La luna y las estrellas brillaban como lágrimas
Tú, Hijo de Dios, te sumerges en oración de rodillas
Tus gritos y súplicas abren la noche en vigilia
Clamas al Padre tuyo pidiendo compasión
Buscas consuelo para fortalecerte en tu decisión
Das la vida por nosotros para así ser nuestra salvación
de un mundo sordo y sucio destinado a la corrupción
Mi nombre y mi historia están muy dentro de tu corazón
Mis pecados y mi vida están a tu disposición
Sigue adelante, Jesús mío, sálvame de la condenación
Yo no puedo darme vida, ni alcanzar la redención
Jesús a mi alma
Miedo y angustias acompañan mi gran desolación
Es el precio que hoy pago por tu salvación
Soy tomado y partido hasta lo alto de mi íntima Pasión
Para darte nueva vida, un destino y una gran misión
Mi alma a Jesús
Gracias mi Hermano, mi Maestro y mi Pastor
En silencio camino en esta tu larga transfiguración
Blanco eres, luz hermosa, más que la imaginación
Ahora sangre sudas y cubre tu rostro hasta la confusión
En esta noche santa , déjame soñar despierto en consolación
Escuchar tu amor gritar por mi alma y su salvación
Que este grito sea un eco que se grabe en mi corazón
Para ya nunca abandonarte y seguirte hasta tu Pasión
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
PROPÓSITO
Acudir hoy, Jueves Santo, a la misa de la cena del Señor y darle gracias por el don de la Eucaristía. Si no puedes ir a Misa, lee el capítulo 22 de san Lucas en oración.
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.