CAMINO DE CUARESMA: 40 DÍAS JUNTO A JESÚS
DÍA 26 – IV DOMINGO DE CUARESMA
SALIR DE TU TIERRA
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN INICIAL
Estoy por iniciar el desierto de la fe, Jesús. Un desierto que se convirtió en maestro de la fe para tu pueblo Israel. Ayúdame a entrar en él, avanzar y progresar con la mirada puesta siempre en ti. Sé que pasaré por pruebas, que mi inteligencia y voluntad serán purificadas, que mi sensibilidad también sentirá el calor y el fío de este desierto. No tengo miedo porque sé que tú estás conmigo, yo quiero seguir tus huellas y salir victorioso con una fe sólida e inquebrantable. Déjame sentir tu presencia y líbrame de lo que me impida reconocerte en cada circunstancia de mi vida.
CITA
En aquellos días, dijo el Señor a Abraham: “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición”. Génesis 12, 1-3
REFLEXIÓN
La Cuaresma es un tiempo propicio para reflexionar sobre la dificultad que implica el seguimiento de Cristo. Él nunca dijo que sería fácil, más bien nos indicó que la forma de seguirlo era tomando nuestra cruz.
La vida del espíritu es exigente, requiere perseverancia, una conciencia delicada que nos permita ver con serenidad nuestros errores, la renovación diaria de nuestro esfuerzo y sobre todo la confianza inquebrantable en el amor de Dios, el no perder de vista que Jesús ya pagó el rescate por nosotros.
Cuando vemos que este camino es de subida, en realidad parece mucho más sencillo conformarse con el mínimo esfuerzo, buscar un camino con menor pendiente y sin tantos obstáculos. Y el mundo nos ofrece tantos caminos más cómodos, muchos incluso pavimentados de placeres tan atractivos como efímeros. ¡Qué difícil Señor es escoger tu camino, escogerte a ti que eres el Camino!
Abraham salió de su tierra, pero entró a la tierra prometida. Dejó sus comodidades y creyendo en Dios marchó al desierto; y la promesa se cumplió, fue bendecido y Dios lo convirtió en una bendición para la humanidad pues de él y su fidelidad surgió su pueblo amado.
¡No olvidemos esto! No nos quedemos en la connotación negativa de “salir, dejar, abandonar o renunciar” sino que con la certeza del amor de Dios en el corazón, podamos leer en esas palabras: “entrar, recuperar, encontrar, ganar y poseer”. Dios es siempre bueno y fiel.
ORACIÓN
SAL DE TU TIERRA
Abandonar las raíces más profundas
Renovar la identidad en la inseguridad
Caminar incierto hacia la certeza
Contar estrellas con frío y humildad
Avanzar lentamente, con la misma fe
Confiar en el escudo del silencio de Dios
Encontrar la plenitud enviado su amistad
Contar estrellas con fuego y verdad
Sacrificar lo más tierno y querido
Recibirlo nuevamente en fidelidad
Escuchar el eco de ese “Sal de tu tierra”
Contar estrellas con lágrimas y generosidad
Sal de tu tierra, hazte peregrino del Amor
Sigue a tu padre Abraham
Sus huellas te guiarán hacia las estrellas
Cuéntalas si puedes, y al final ya llegarás
a la tierra prometida de Jesús
Tu cielo hecho promesa de fidelidad
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
PROPÓSITO
Entrar en mi corazón, núcleo de mis posesiones y qué “tierra” tengo que dejar para salir al encuentro de Dios. Por ejemplo: posesiones, afectos, seguridades, miedos, comodidades…
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.