CAMINO DE CUARESMA: 40 DÍAS JUNTO A JESÚS
DÍA 24 – III VIERNES DE CUARESMA
LA LIBERTAD ANTE LA COMODIDAD
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
ORACIÓN INICIAL
Jesús, gracias por invitarme al desierto de la libertad. Es un desierto que me va a costar porque no hay nada más mío que mi libertad. ¡Cuánto me cuesta entregarla! Ilumíname para que pueda entender cómo usarla para mi santificación; cómo entregarla para aprender a amar más y cómo purificarla para que me acerque más a ti. Yo quiero entregarte mi inteligencia y mi voluntad para cumplir siempre fielmente el plan que tú has dispuesto sobre mi vida.
CITA
Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: “Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Pero él abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Marcos 10, 21-22
REFLEXIÓN
¿Qué es lo que tenemos? ¿Qué es lo que nos dejan nuestras posesiones o bienes? ¿Felicidad verdadera, seguridad definitiva o la vida eterna? Seguro que no, y sin embargo, ¡cómo cuesta desprenderse de ellos!
Seguir a Cristo es un camino exigente, es una opción radical en la que no podemos escogerle a Él y al mismo tiempo seguirle dando culto a nuestros falsos dioses.
Dios reconoce en nuestro corazón el anhelo que tenemos de Él, ve con agrado nuestra intención inicial de seguirle y así como al joven rico, nos mira con amor, con mucho amor.
Tenemos que sentir esa mirada de Jesús, vernos reflejados en sus ojos, nuestro corazón en su corazón. Es en ese amor donde debemos encontrar la fortaleza, la convicción y la perseverancia para continuar caminando por el desierto, para seguir saliendo de nuestra tierra y dirigirnos al cielo.
Sí, nos cuesta, ¡nos cuesta mucho! Tendemos a lo que es fácil, a lo que evita el sufrimiento, a lo que ofrece placer sensible, a lo que creemos que merecemos porque en el fondo somos “buenas personas”.
Y la comodidad no se limita a satisfactores, sino que también debemos desprendernos de la comodidad espiritual que nos instala en la fe del mínimo esfuerzo, en simplemente cumplir los mandamientos.
Cuando Jesús nos pide que lo sigamos, nos pide que lo miremos, que le conozcamos y le amemos, que tengamos una relación con Él, que busquemos su compañía y lo convirtamos en centro y criterio de nuestras vidas. Para eso tenemos que renunciar y desapegarnos de nosotros mismos y nuestras comodidades. No nos retiremos de su presencia entristecidos, es en Cristo donde está nuestra verdadera felicidad. Y ser felices pasa por imitarlo, en todo, y siempre. Que no se nos olvide lo que nos dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”
ORACIÓN
SIN TI, SEÑOR, YO NO PUEDO
Combatir el buen combate de la fe
Correr la carrera más importante de mi vida
Alcanzar la meta final
Sin Ti Señor, yo no puedo
En el camino de la vida sigo
como testigo de tu luz
Gritando esperanzas a un mundo sordo
Sin Ti, Señor, yo no puedo
No me dejes en esta singular aventura
Aunque me crea fuerte
y alcance el éxito humano
Sin Ti, Señor, yo no puedo
No solo no puedo sin Ti, Señor
es más, no debo, no quiero, no sé
Cansado estoy de confiar en mis fuerzas
Sin Ti, Señor, yo no puedo
Te entrego hoy mi debilidad y mi cansancio
Compañeros de camino incómodos
¿No serán tus aliados y tus mejores trofeos?
Sin Ti, Señor, yo no puedo
Abandonarse en tu corazón y allí vivir escondido
es el mejor sendero
Nada temo, nada quiero
Sin Ti, Señor, yo no puedo
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
PROPÓSITO
El día de hoy pensaré en alguna comodidad práctica a la que renunciar y ofrecer a Jesús con amor.
Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.