CAMINO DE CUARESMA – DÍA 16 –  II JUEVES DE CUARESMA

CAMINO DE CUARESMA: 40 DÍAS JUNTO A JESÚS
DÍA 16 –  II JUEVES DE CUARESMA
HUMILDAD EN LA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Jesús, quiero cruzar junto a ti el desierto de la humildad. Quiero salir más desprendido para poderte buscar con un corazón más libre. Ayúdame a que mi encuentro contigo en este desierto me haga más semejante a ti. Quiero ser dichoso por contarme entre tus elegidos.

CITA

Dichosos los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia. (Mt 5, 7)

REFLEXIÓN

Misericordia quiero, no sacrificios. En las dos ocasiones que habla Jesús en referencia a las palabras del profeta Oseas, no sólo se refiere a lo que Dios espera de nosotros, sino que Él mismo nos da perfecto ejemplo de lo que es sanar al enfermo, perdonar al que me ha ofendido.

La misericordia es la expresión más alta del amor de Dios. Su modo más grande de amarnos. Uno de los que más nos sorprenden y menos entendemos, pero también uno que no agradecemos suficiente e incluso llegamos a abusar de él.

Jesucristo es la perfecta Revelación de la misericordia divina. Él criticó severamente la actitud farisaica de cumplir hasta la última letra de la Ley, mientras se tiene un corazón de piedra o faltas de caridad hacia el prójimo.

No debemos confundir la misericordia de Dios con una varita mágica. Aunque siempre consuela, no tiene como principal fin aliviar nuestro sufrimiento; a ese amor infinito se suma una sabiduría perfecta. Dios quiere siempre nuestro bien y en su pedagogía, sabe esperar el momento correcto para regalarnos sus dones. Quien hace una experiencia profunda de la misericordia, se dará cuenta que la única forma de corresponder al amor, es amando… a todos, siempre. “Ve y haz tú lo mismo”.

Pero para poder recibir la misericordia es ante todo, necesario reconocer nuestra miseria, la necesidad que tenemos de que sea Dios quien sane nuestras heridas, nos dé su perdón y derrame su amor sobre nosotros.

Él se inclina hacia nosotros. No importa lo profundo de nuestra miseria, lo humillante de nuestra caída, Dios es capaz de encontrar la más mínima huella de arrepentimiento; capaz de encontrar la más pequeña grieta en nuestro corazón endurecido, para poder entrar por ella y reblandecerlo para que sea capaz de latir por el otro, de moverse y conmoverse ante el dolor ajeno, para que se vaya pareciendo cada día más al Corazón de Cristo.

ORACIÓN

DAME LO MÍO Y TOMA LO TUYO

Tú me abres Señor una puerta
y llenas de luz mi esperanza gastada.
Tú me cargas en tus hombros
y sostienes mi fe cansada.

Me recuerdas con ternura mis miserias
con tu mano tendida que acaricia.
Y repites a mi alma:
dame lo mío y toma lo tuyo.

¿Qué es lo tuyo Señor?
¿Por qué tengo miedo de este intercambio?
Tú has venido a cargar mis miserias
y sólo me pides que abra mi puerta.

Entras contento como un buen ladrón
me robas los miedos, rencores y dudas
y con tu huella profunda me marcas
dejando una estela de paz infinita.

Tu misericordia me levanta.
Tu misericordia me limpia.
Tu misericordia me alegra.
Tu misericordia me da vida.

¡Ven Señor Jesús!

Rompe las ataduras del pecado.
Venda mis heridas más profundas.
Carga mi cuerpo tan cansado.
Sana mi alma lastimada.

Y que restaurado por tu Amor
vaya y haga yo lo mismo con mi hermano.
Aquél que más me necesita.
Aquél que más me ha herido.
Aquél que es más temido.

Porque es deber de gratitud
crear una cadena de misericordia
tan fuerte como el Amor que tú nos tienes
tan grande como tu paciencia
tan brillante como tu ternura.

Déjame entrar en tu corazón
ábreme tu puerta
Para que entrando descubra
a todos mis hermanos
que lo son por el gran amor
con que tú nos has perdonado

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra L. C.

PROPÓSITO

Hacer un examen de conciencia  por cada pecado que descubramos, decir al Señor en oración: “toma lo mío, mi pecado; y dame lo tuyo, tu misericordia”

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

Translate »
error: Content is protected !!