Bernadette
Santa Marie Bernard –Bernardette– Soubirous nació el 7 de enero, de 1844, en el pueblo de Lourdes, Francia. Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital.
Desde pequeña, Bernardita tuvo una salud bien delicada a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. Luego, a causa también del clima terriblemente frío en invierno, la santa adquirió desde los diez años la enfermedad del asma.
Su vida fue bruscamente alterada cuando vio extrañas visiones, las cuales, sin ella saberlo, la marcarían por el resto de su corta existencia.
En efecto, su apacible vida en el pueblo de Lourdes, Francia, se vio alterada en el año 1858. Su precaria salud, por lo que no disfrutaba plenamente su vida. Un día en compañía de amigos, fueron cerca del río y, al quedar ella sola, vio luces brillantes: una dama blanca, rodeada de bellos colores. Al contárselo a su madre, ésta la reprendió por contar historias absurdas. No contenta con esta reacción, decidió visitar al Padre Peyramale, quien la escuchó con atención, no así el resto del pueblo.
Posteriormente, el sacerdote se reunió nuevamente con la niña, quien en esta ocasión le manifestó: que la señora le dijo: Yo soy la Inmaculada Concepción.
Sin duda alguna, Bernadette había recibido una ilustrísima visita. Su vida cambió, pues la dedicó a los demás, hasta el momento de su muerte, ahora como la Hermana Marie- Bernard, a la edad de 36 años. Fue santificada el 8 de diciembre de 1933, día de la Inmaculada Concepción.